LA PRESERVACIÓN DE LA LOS SANTOS

Vincent Cheung

Traducción: Raul Loyola Román

INTRODUCCION

Nuestro tema es la doctrina reformada de la perseverancia o de preservación de los santos. En el estudio de la teología, esta incluida en la soteriología. Ella es el último elemento de “Los Cinco Puntos del Calvinismo”, designado por “P” en el acrónimo TULIP, refiriéndose a la “perseverancia de los santos.” En pocas palabras, la doctrina afirma que cuando una persona llega a ser un verdadero cristiano, ella nunca se apartara, de una manera verdadera y final, de su fe, y él nunca volverá nuevamente, de una manera verdadera y final, un no-cristiano. Por lo tanto, una ve que una persona se convierte verdaderamente y se hace realmente  un cristiano, el será salvo.

EXPRESIONES TEOLÓGICAS

Esta enseñanza e designada por muchas expresiones diferentes. Mientras que algunas pueden ser mejores que otras, ya que contiene más información acerca de la doctrina, son todos muy todas ellas son precisas, y cada uno tiene importantes implicaciones teológicas.

Seguridad Eterna

El término “seguridad eterna” sugiere que la salvación del creyente está a salvo – ella no está en peligro, y no será tomada.

Aunque la palabra “seguridad” apunta el resultado final, ella no nos dice, por voluntad de quien, por cual poder, en que estado, y por cuales medios de salvación  del creyente esta segura y se mantiene a salvo, sin embargo, la palabra es correcta asta donde ella aborda el asunto.

En cuanto a la palabra “eterna”, si ella se entiende como algo que denota una duración sin fin, entonces ella es sinónimo de “para siempre” y entonces, destaca el carácter perpetuo de la seguridad del creyente. No es algo que dura por un tiempo y luego se desvanece, es algo que va a durar para siempre.

Mientras que algunas personas tienen en mente sobre todo este énfasis, al utilizar la palabra, su significado se hace aún más rico si también entendemos la palabra “eterno” se refiere al decreto de Dios en la elección eterna. Es decir, “eterno” también puede referirse a la inmutable y el decreto soberano de Dios, una eternidad sin tiempo, por la salvación de sus escogidos. En otras palabras, la salvación del creyente es siempre seguro, ya que, en la eternidad, Dios decretó la salvación del individuo.

Una vez salvo, siempre salvo

Otra descripción popular de esta doctrina “una vez salvo, siempre salvo”. Ella transmite claramente la idea de que una vez que una persona es salva, su salvación se mantiene inmutable y sin interrupciones para “siempre”.

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Una vez más, aunque esta descripción es correcta en la medida en que aborda el tema, no nos dicen por quién, con qué poder, en que estado, y por lo que  medios la salvación del creyente se perpetúa una vez que ha comenzado. La descripción no contiene, en sí mismo, cualquier información que pueda contrarrestar las falsas acusaciones que se han lanzado en contra de esta doctrina.

Además, la expresión, en sí misma, es demasiado amplia como para excluir la versión nti-bíblica de doctrina. Por ejemplo, algunas personas afirman que una vez que una persona haya profesado el cristianismo, entonces ella es “salva”, y ella nunca perderá su salvación, independientemente de sus creencias y acciones posteriores. Sin embargo, esta no es la versión bíblica de “una vez salvo, siempre salvo”.

La Perseverancia de los Santos

Calvinistas utilizan a menudo la expresión “la perseverancia de los santos” cuando se refiere a la doctrina.

En algunas formas,  esta expresión es mayor que las dos anteriores. En primer lugar, esta incluye más información relevante, ya que ella declaró, no sólo el resultado sino también el estado en el que la salvación del creyente permanece segura. En concreto, esta transmite la idea de que un creyente persiste, espiritual y moralmente, en condición convertida. Esto implica que se enfrenta a las tentaciones y dificultades en su caminar con Dios, ma él “persevera” a través de estos desafíos.

Esta expresión, además, contrarresta el mal entendido que una vez que una persona profesa el cristianismo, puede abandonar su fe y volver permanentemente a pecar y todavía ser salvos. En cambio, este término indica que fue salva permanece salva, ya que ella  persevera contra las tentaciones y dificultades.

Sin embargo, este término también permite  malentendidos y distorsiones. Aunque ella nos dice en qué estado un creyente salvo permanece, ella nos dice por voluntad de quien, por cual poder, y por cuales medios el persevera. Deja espacio para que alguien piense que, una vez convertido, entonces el creyente tiene dentro de sí la voluntad y el poder para perseverar siempre a través de todas las tentaciones y dificultades, incluso si no tiene esta disposición y capacidad antes de la conversión. Esta no es la versión bíblica de la doctrina. Ciertamente, la expresión no necesita esta distorsión, pero ni directamente la excluye.

La Preservación de los Santos

Tal vez la mejor expresión para describir la doctrina sea “la preservación de los santos” – es rica en contenido y bíblica en énfasis.

Como todas las expresiones anteriores de esta doctrina, esto nos dice algo sobre el resultado final, que un creyente se  mantendrá a salvo para siempre. Pero no nos dice mucho más que eso. Así como “la perseverancia de los santos”, la idea de “preservación” implica que el

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 Creyente permanecerá,  verdaderamente y finalmente en condición positiva espiritual y moral que la regeneración produce en el.  

Además, se nos dice que la razón para que un creyente persevere en su estado  regenerado y convertido es porque él es “preservado”. Esto implica la dependencia continua del creyente de la gracia de Dios, y que un creyente permanece salvo por causa de la voluntad y del poder de Dios, y no por la voluntad y el poder del hombre. Además, ser “preservado” implica que la persona esté protegida contra las influencias y fuerzas hostiles, y por lo tanto lleva a la idea de que el creyente sigue enfrentando tentaciones y dificultades después de la conversión, y que Dios preserva para que su fe no desfallezca.

Por lo tanto, esta expresión tiene la ventaja de incluir una gran cantidad de información relevante, si no por afirmación directa, al menos por implicación. Rinde homenaje a la obra de Dios, excluye la jactancia del hombre, y refleja el énfasis bíblico sobre la gracia soberana y el poder activo de Dios para la salvación de los elegidos, desde la conversión hasta la consumación. Ciertamente, esta expresión no dice todo lo que podemos y debemos decir acerca de la doctrina. Ella no hace hincapié de manera adecuada y equitativamente todos sus aspectos, y no excluye directamente todas las distorsiones y malas representaciones. Además, ella nos habla de los medios por los que Dios usa para preservar, salvo la implicación que ella envuelve su poder activo. Sin embargo, en el corto plazo, este es probablemente el mejor, ya que es la más centrada en Dios y que se refiere a todos los aspectos relevantes de esta doctrina, al menos por implicación.

CONFESIONES  REFORMADAS

Dado que nuestro interés actual es el entendimiento Reformado de  la preservación de los santos, es conveniente examinar las distintas confesiones reformadas. Estos documentos proporcionan  expresiones históricas oficiales y sistemáticas  de la fe reformada. Todas las confesiones que siguen contienen algunas declaraciones que son relevantes para la doctrina.

La Confesión Escocesa

Vamos a empezar a buscar en la Confesión Escocesa de 1560. Escrito principalmente por John Knox, esta no contiene ninguna sección estrictamente dirigida a la preservación de los santos, sin embargo, los siguientes párrafos, capítulos XII y XIII, son suficientes para establecer una posición clara sobre el tema:

XII. Para decirlo en forma más clara: así como renunciamos voluntariamente a cualquier honor y gloria por nuestra propia creación y redención, así también lo hacemos por nuestra regeneración y santificación, ya que por nosotros mismos no somos capaces de concebir un solo pensamiento bueno; el que ha comenzado la obra en nosotros nos hace perseverar en ella  para la alabanza y la gloria de su inmerecida gracia.

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Este es un excelente lugar para comenzar, ya que muestra que la visión reformada de la preservación de los santos se integra dentro  del contexto de la estructura general de la Soteriología bíblica. Es decir, la soteriología bíblica presenta la salvación como algo que verdadera y completamente viene de Dios, y se desarrolla en la vida de los elegidos de manera que excluye toda jactancia humana.

Porque los hombres son totalmente depravados e incapaces, solamente por la gracia y el poder soberano de Dios, e que los elegidos son regenerados – es Dios quien debe comenzar su buena obra en nosotros. Por lo tanto, es sólo el quien “nos hace continuar en ella, para alabanza y gloria de su gracia inmerecida”. Tenga en cuenta que se trata de “sólo” El, que nos hace continuar,  de forma que ningún crédito se le asigna al hombre. Tanto la conversión como en la santificación, depende completamente de la gracia soberana.

XIII. La causa de las buenas obras, confesamos, no es nuestro libre albedrío, sino el Espíritu del Señor Jesús, quien habita en nuestros corazones por medio de una fe genuina, y produce aquellas obras que Dios ha preparado para que nosotros andemos en ellas. Resueltamente afirmamos que es blasfemia decir que Cristo habita en los corazones de aquellos en quienes no hay espíritu de santificación. Por lo tanto, no vacilamos en afirmar que no tienen una fe verdadera ni porción alguna del Espíritu del Señor Jesús, los asesinos, los opresores, los perseguidores crueles, los adúlteros, los impuros, los idó1atras, los ladrones, y todos los que hacen iniquidad mientras permanezcan obstinadamente en su maldad. Porque tan pronto como el Espíritu del Señor Jesús, (a quien los hijos escogidos de Dios reciben por medio de la fe verdadera,) se apodera del corazón de cualquier ser humano, en seguida la regenera y renueva, en forma tal que comienza a odiar lo que antes amaba y a amar lo que antes odiaba. De allí procede esa batalla continua entre la carne y el Espíritu en los hijos de Dios, mientras que la carne y el hombre natural, siendo corruptos, codician lo que es agradable y delicioso para ellos mismos; son envidiosos en la adversidad y orgullosos en la prosperidad, y en todo momento están propensos a ofender la majestad de Dios. Pero el Espíritu de Dios, quien da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos e hijas de Dios, nos hace resistir placeres impuros y nos hace gemir en la presencia de Dios por nuestra liberación de esta esclavitud de corrupción y finalmente, nos ayuda a triunfar sobre el pecado de modo que éste no reine en nuestros cuerpos mortales. Otros seres humanos no participan de este conflicto ya que no tienen el Espíritu de Dios, sino que siguen y obedecen prestamente al pecado y no siente remordimiento, ya que acatan como el diablo y su corrupta naturaleza les apremian. Pero los hijos de Dios luchan contra el pecado, sollozan y se lamentan cuando son tentados a hacer el mal y, si caen, se levantan de nuevo con un genuino y ardiente arrepentimiento. Y esto lo pueden hacer, no por su propio poder sino por el poder del Señor Jesús, aparte de quien nada pueden realizar.

 El Capítulo XIII continúa estableciendo buenas razones teológicas para integrar la conservación de los santos con una consistente y bíblica de soteriología.  Ella Afirma que una transformación interior  real se lleva a cabo en persona, en la regeneración. El creyente  continúa en su nueva dirección espiritual, porque el ya no es como era antes. La regeneración no es simplemente una experiencia de corta duración, después de lo cual la disposición espiritual de la persona sigue siendo incierta, sino más bien se trata de un cambio fundamental y permanente causado y sostenida por el Espíritu de Dios que ahora habita el creyente.

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Esto no significa que la regeneración imparte un nuevo creyente en el poder, en el sentido de que ahora trabaja para producir el bien espiritual aparte de la gracia y el poder de Dios continuó. Esta confesión explícitamente niega que una persona produce buenas obras para cualquier “libre albedrío” humano, incluso después de haber sido regenerados.

En cambio, ella dice que “la causa de las buenas obras” de los creyentes es “el Espíritu del Señor Jesús”, que habita en nosotros a través de la fe, que es también un don de Dios. Además, ls propias buena obras que realizamos fueron “, preparadas para nosotros” por Dios. Esto nos muestra que la pre-ordenacion de Dios, su decreto eterno, no pre-determino solamente  nuestra conversión, sino también nuestra santificación.

 No es  como si Dios hubiese  predeterminado que seriamos salvos, y entonces dejase los acontecimientos posteriores inciertos. En cambio, pre-determinó  tanto  la conversión como la santificación de sus elegidos, pre-ordenando las muchas buenas obras que se realizan después de su regeneración.

Por lo tanto, así como el “libre albedrío” no tiene cabida en la conversión el “libre albedrío” tampoco tiene nada en la santificación. Es la voluntad de Dios que causa la conversión, y es la voluntad de Dios que causa la santificación, y esto significa que la perseverancia de los santos no está sujeta a nuestra debilidad, sino la preservación poderosa Dios.

Sin embargo, esto no niega el creyente continúa enfrentando tentaciones y dificultades después de su conversión. De hecho, algunas veces ellos caen así mimo incluso en pecado grave, a pesar de que  estas fallas se producen por la voluntad y el poder soberano de Dios. La diferencia es que, debido a la pre-ordenación y  preservación de Dios, los escogidos “gimen y se lamentan cuando son tentados a la practica del mal, y si caen, se levantan de nuevo con arrepentimiento sincero”.

La Confesión luego repite el énfasis, “Ellos hacen estas cosas, no por su propio poder, sino por el poder del Señor Jesús, sin el cual nada podemos hacer.” Una vez más, los creyentes no perseveran porque tienen un “libre albedrío” para elegir el bien después de la regeneración, sino porque es la voluntad de Dios preservarlos por su poder, y El decidió que ellos  ”finalmente triunfarán sobre el pecado.” Es anti-escrituristico  decir que la voluntad de un hombre  está cautiva del pecado antes de la conversión, pero que el  tiene “libre-albitrio” después de la conversión. La Escritura enseña que el hombre está cautivo a la maldad antes de la conversión, y que él esta cautivo de la justicia después de la conversión.

De ello se desprende que, en primer lugar, aquellos que no muestran ningún cambio real en el pensamiento y el comportamiento, y aquellos  que no preservan en la santidad, nunca fueron  convertidos. Y la Confesión declara audazmente que es “blasfemia” decir que un hombre puede ser un verdadero creyente y al mismo tiempo estar sin el “espíritu de santidad”. Todos los que «obstinadamente continúan en impiedad” nunca, fueron convertidos aunque reivindiquen ser creyentes.

El Catecismo de Heidelberg

En segundo lugar, nos encontramos con el Catecismo de Heidelberg (1563). Como la Confesión Escocesa, este catecismo alemán de doctrina Reformada no tiene ninguna pregunta o serie de preguntas, especialmente diseñados para hacer frente a la preservación de los santos. Sin embargo, incluye numerosas referencias a la doctrina a través del Catecismo, de la que podemos derivar una posición definida al respecto:

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P. Una. ¿ Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?

Respuesta. Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró del poder del diablo, satisfaciendo enteramente con su preciosa sangre por todos mis pecados, y me guarda de tal manera que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer, antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación.

Por eso también me asegura, por su Espíritu Santo, la vida eterna, me hace pronto y aparejado para vivir en adelante según su santa voluntad.

La primera pregunta en el Catecismo introduce algo nuevo a nuestra discusión, a saber, la implicación de la expiación particular eficaz para la preservación de los santos. Quienes se oponen a la doctrina siempre debe poner el foco en la preservación de los propios creyentes, como si Dios no tiene la última palabra sobre el tema. Por el contrario, las confesiones reformadas de acuerdo con la Escritura, que Dios es realmente el que tiene algo que decir al respecto.

Por lo tanto, si tenemos en cuenta la perseverancia de los santos, no sólo tenemos que lidiar con lo que los santos pueden o deben hacer, sino lo que Cristo ha hecho y está haciendo. Ahora, por su obra redentora, Cristo realmente adquirió los elegidos, los electos. Él los compro, le pertenecen a él. Por lo tanto, el Catecismo comienza señalando que el creyente le pertenece a Cristo, que protege y preserva el creyente. El También señala que Dios ha preordenado todas las cosas “para cumplir su propósito para mi salvación”, y es el Espíritu Santo quien “me hace dispuesto a vivir por Él, a partir de ahora.”

Por esta razón, no es del todo exacto decir que Dios regenera al creyente para que él pueda “libremente” escoger lo que es bueno – la palabra “libre” se debe utilizar, en el mejor de los casos, sólo en relación al pecado,  y no en relación a Dios. Antes mismo,  después de la regeneración, es Dios quien  hace que la voluntad del creyente escoja lo que es bueno. Ya que “su propósito” nunca cambia, el destino pre-ordenado  del el creyente nunca cambia.

P. 31.¿Por qué se le llama Cristo, es decir: Ungido?

 

Resp. Porque fue ordenado del Padre y ungido del Espíritu Santo para ser nuestro supremo Profeta y Maestro, que nos ha revelado plenamente el secreto consejo y voluntad de Dios acerca de nuestra redención, para ser nuestro único y supremo Pontífice quien por el sólo sacrificio de su cuerpo nos ha redimido e intercede continuamente delante del Padre por nosotros y para ser nuestro eterno Rey que nos gobierna por su  Palabra y su Espíritu, y nos guarda y conserva la redención que nos ha adquirido. Esta pregunta señala que Cristo está “protegiendo  y guardando a nosotros en la redención que el conquisto para nosotros”, como parte de su ministerio como Mediador. Él intercede por nosotros ante el Padre, que  siempre le oye. Por lo tanto, la preservación de los elegidos es tan cierta como la permanencia y efectividad del ministerio de Cristo como Rey y Sacerdote.

P. 49. . ¿Qué beneficios nos da la ascensión de Cristo al cielo?

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Resp Primero: El es nuestro intercesor en el cielo delante del Padre. Segundo: Que tenemos nuestra carne en el cielo para que por e o, como una garantía, estemos seguros, de que él siendo nuestra cabeza, nos atraerá a sí como miembros suyos. Tercero: Que desde allí nos envía su Espíritu como prenda recíproca, por cuya virtud buscamos, no las cosas de la tierra sino las de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

Porque el creyente es unido a Cristo en unión inseparable, la ascensión de Cristo al cielo implica necesariamente que para el el creyente también se garantiza un lugar en el cielo.

54. Preg. ¿Qué crees de la santa Iglesia cristiana católica?

Resp. Que el Hijo de Dios, desde el principio hasta el fin del mundo, de todo el género humano, congrega, guarda y protege para sí, por su Espíritu y su Palabra en la unidad de la verdadera fe, una comunidad, elegida para la vida eterna; de la cual yo soy un miembro vivo y permaneceré para siempre.

Una vez más, el énfasis no debe ser colocado en la perseverancia del creyente, sino sobre poderosa preservación de  Dios, causando la perseverancia del creyente. Por lo tanto, la doctrina no puede ser atacada sobre la base de la debilidad y el capricho de las criaturas. Es Cristo quien “recoge, protege y preserva”  sus escogidos, aquellos a quienes Dios ha “elegido para vida eterna.” Debido a esto, una vez que una persona se convierte en un creyente en Cristo, ella “para siempre continuara siendo un miembro vivo de esa  iglesia.”

56. Preg. ¿Qué crees de la remisión de los pecados?

 Resp. Creo que Dios, por la satisfacción de Cristo, no quiere acordarse jamás de mis pecados, ni de mi naturaleza corrompida, con la cual debo luchar toda la vida, sino que gratuitamente me otorga la Justicia de Cristo para que yo nunca venga a condenación.

Esta pregunta se refiere a la justicia impartida a que cada creyente recibe de Dios por causa de Cristo, es decir, la doctrina de la justicia. Ella señala que el efecto de la justificación en Cristo es que “nunca será condenado por Dios.”

64. Preg. Pero esta doctrina ¿no hace a los hombres negligentes e impíos?

 Resp. No, porque es imposible que no produzcan frutos de gratitud los que por la fe verdadera han sido injertados en Cristo.

Si creyente “nunca será condenado por Dios”, entonces la pregunta es si esto lleva a libertinaje espiritual y a negligencia  moral. La respuesta es no, pues alguien que ha sido justificado por Dios, no sólo recibe la justicia impartida, sino también una nueva naturaleza. Ahora él está unida con Cristo, como una rama se une con el árbol, por lo que puede producir de forma natural y necesariamente fruto que corresponde a la naturaleza del árbol. La unión con Cristo resulta en la semejanza de Cristo, tanto en el pensamiento y en el comportamiento del creyente.

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87. Preg. Luego, ¿no pueden salvarse aquellos que siendo desagradecidos y perseverando en sus pecados no se conviertan a Dios de su maldad?

Resp. De ninguna manera, Porque, como lo testifican las Sagradas Escrituras, no heredarán el reino de Dios los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los ladrones, los avaros, los borrachos, los maldicientes.

La pregunta anterior ya excluye suficientemente a los creyentes nominales, o aquellos que exteriormente profesan la fe sin verdaderamente afirmarla.  Para ser un verdadero creyente, una persona debe haber sido primero elegido por Dios en la eternidad y entonces haber sido regenerados y convertidos en la historia. La simple profesión no indica elección o conversión. La Escritura nos advierte contra el engaño: en cuanto  una persona permanece como  un pecador  no arrepentido, él es un incrédulo, a pesar de que el profese verbalmente. Esto quiere decir que alguien no puede citar a los que profesan la fe y luego se desvían como ejemplos en contra  la doctrina de la preservación de los santos, porque ellos nunca fueron “santos”, para empezar.

La Segunda Confesión Helvética

Nuestra confesión tercera es La Segunda Confesión Helvética de 1566. Al igual que los dos anteriores, esta confesión suizo contiene declaraciones basadas en las que claramente se puede derivar su posición sobre la preservación de los santos.

XIV. La doctrina del arrepentimiento es parte esencial del evangelio. Por eso el Señor ha dicho en el evangelio que “…se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones.” (Lc. 24:47). ¿QUE ES EL ARREPENTIMIENTO? Por arrepentimiento entendemos (1) la recuperación de una mente en su sano juicio en el pecador, despertada por la Palabra del evangelio y del Espíritu Santo, recibida por una fe verdadera, mediante la cual, el pecador reconoce de inmediato su corrupción innata y todos sus pecados de los cuales le acusa la Palabra de Dios; y (2) se duele de ellos de corazón, y no sólo los deplora y confiesa avergonzado delante de Dios, sino que también (3) los abomina con indignación; y (4) ahora considera seriamente enmendar sus caminos, esforzándose constantemente por la inocencia y virtud, en las cuáles puede ejercitarse conscientemente todo el resto de su vida.

Decir que el “arrepentimiento” esta  “ligado al Evangelio” significa que el evangelio no es predicado, a menos que el arrepentimiento también sea predicado, y esto también significa que cualquiera que no se arrepienten verdaderamente, también deja de recibir el evangelio. La conversión consiste en el arrepentimiento y la “verdadera fe” y “la recuperación de una mente correcta”. En otras palabras, la transformación implica algo más que mera profesión de fe, más una real creencia y  transformación interior.

Cualquier persona tiene la capacidad física para decir que cree en el evangelio, pero, a menos que haya un verdadero arrepentimiento,  verdadera  fe y verdadera transformación, no hay verdadera conversión, y la persona no es un verdadero creyente. Así, en primer lugar, cuando esta persona ” cae”, ella  que no  esta cayendo de una  verdadera fe, ya que ella nunca la tuvo , sino que el  solamente se esta mudando de una versión de existencia pecaminosa a otra.

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Pero el mismo Dios que otorga un creyente el verdadero arrepentimiento y  una  fe verdadera, por la concesión de arrepentimiento  continuo y fe perseverante, también preserva, para que el “constantemente  se esfuerce en busca de  inocencia y  de virtud en todo el … resto de su vida. “

XVI. LA FE ES DON DE DIOS. Pero esta fe es puramente un don de Dios que, solamente Dios por su gracia imparte a sus elegidos de acuerdo con su medida, cuando quiere, a quienes quiere y en el grado que él quiere… El mismo apóstol llama a la fe “eficaz” y “actúa por la caridad” (Gálatas 5:6)… El mismo apóstol llama a la fe eficaz y activa a la “fe que obra por el amor” (Ga.5:6). Además, esa fe tranquiliza la conciencia y abre un libre acceso a Dios, de modo que podemos acercarnos confiadamente a él y podemos obtener de él lo que es útil y necesario. La misma fe nos conserva en el servicio que debemos a Dios y a nuestro prójimo, fortalece nuestra paciencia en la adversidad, adapta y produce una confesión genuina y, en una palabra emite buen fruto de todas clases, y buenas obras.

 La preservación de los santos lógicamente viene después de la regeneración y la conversión, aunque estos están todos unidos en el decreto eterno. Ahora, cuando se trata de la conversión, el punto de vista reformado es que la fe es un don que Dios concede   soberanamente al elegido. Luego, en el capítulo XVI dice que esta fe no es una fe impotente y sin vida, sino una fe activa y eficaz. Ella está viva, poderosa y preservada por decreto y por el poder de Dios. Así que una vez concedida a los elegidos, esta fe nunca muere, sino que permanece y “produce buenos frutos de todo tipo”. En otras palabras, el creyente persevera porque Dios preserva su vida de fe, de modo que incluso si el  parpadea en ciertos momentos, nunca  le es  permitido  extinguirse  completamente.

Los Cánones de Dort

Cuando llegamos a los Cánones de Dort y la Confesión de Westminster, encontramos capítulos enteros dedicados a la preservación de los santos. Esto no es sorprendente, pues, mientras que las tres confesiones anteriores se produjeron durante la segunda mitad del siglo XVI, estas dos confesiones espléndidos se produjeron después de la Protesta de 1610, es decir, la controversia con los cinco artículos del Arminianismo. Los Cánones de Dort (1618-19) fueron escritos muchos años después de la Reforma, mas aun  incluso durante los primeros años del siglo XVII, la Confesión de Westminster se completó varias décadas más tarde, en 1647. Ciertamente, Dort fue designado para contra-atacar al Arminianismo y después a los Remostrantes , , uno naturalmente podría esperar que un documento claramente Reformado como la Confesión de Westminster, afirmara  audazmente la preservación de los santos.

Dordt no sólo dedica el capítulo quinto de las doctrinas para hacer frente a la preservación de los santos, sino que también hace afirmaciones explícitas  e importantes sobre ella en diversos otros lugares del documento. Aquí vamos a citar varios ejemplos:

 I. Artículo 7. En otras palabras, El  decidió a darles la verdadera fe en Cristo, para justificarlos, santificarlos, y luego, después teniéndolos guardados poderosamente en la comunión con su Hijo, glorificarlos finalmente.

 En este artículo se señala al menos dos puntos importantes acerca de la preservación de los santos. En primer lugar, afirma que la santificación, preservación, y la glorificación no son doctrinas aisladas, sino que son necesariamente producto de la elección divina. Esto se debe a que, en la elección, Dios decide no sólo convertir a aquellos que Él escogió, mas en realidad salvarlos. Esto necesariamente implica la preservación y la glorificación.

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En segundo lugar, Dordt reconoce que el énfasis bíblico está en la gracia y el poder soberano de Dios y sobre Su fidelidad  inmutable a Su propio decreto y promesa inmutable, desde la   conversión a la glorificación. El énfasis no está en la decisión y la respuesta del hombre, ya que estas también son determinadas por la voluntad y el poder de Dios. Ciertamente, los elegidos deben creer para ser salvos, mas es Dios quien “decidió darles la verdadera fe en Cristo.” Y lo cierto es que ellos deben perseverar hasta el fin, sino que es Dios quien decide “guardarlos  poderosamente en la comunión con su Hijo.”

I. Artículo 11. Y como Dios mismo es sumamente sabio, inmutable, omnisciente y todopoderoso, así la elección, hecha por Él, no puede ser anulada, ni cambiada, ni revocada, ni destruida, ni los elegidos pueden ser reprobados, ni disminuido su número.

Aunque el artículo aún está tratando con la elección divina, para presentar con exactitud la doctrina bíblica, Dordt piensa que señalar que los elegidos consisten en un número inmutable – el decreto para su salvación es necesario, y no puede ser cambiado deforma alguna. Así que todos aquellos a quienes Dios ha escogido, serán convertidos, y perseveraran hasta el fin. Dordt pone la verdad de esta doctrina sobre la propia  naturaleza de Dios. Porque Dios es quien Él es, la elección divina debe ser individual e inmutable, y todos los elegidos serán verdaderamente convertidos, justificados, santificados y glorificados.

II. Artículo 8. Porque este fue el consejo absolutamente libre, la voluntad misericordiosa y el propósito de Dios Padre: que la virtud vivificadora y salvadora de la preciosa muerte de Su Hijo se extendiese a todos los predestinados para, únicamente a ellos, dotarlos de la fe justificante, y por esto mismo llevarlos infaliblemente a la salvación; es decir: Dios quiso que Cristo, por la sangre de Su cruz (con la que Él corroboró el Nuevo Pacto), salvase eficazmente, de entre todos los pueblos, tribus, linajes y lenguas, a todos aquellos, y únicamente a aquellos, que desde la eternidad fueron escogidos para salvación, y que le fueron dados por el Padre; los dotase de la fe, como asimismo de los otros dones salvadores del Espíritu Santo, que Él les adquirió por Su muerte; los limpiase por medio de Su sangre de todos sus pecados, tanto los originales o connaturales como los reales ya de antes ya de después de la fe; los guardase fielmente hasta el fin y, por último, los presentase gloriosos ante sí sin mancha ni arruga.

Ya hemos mencionado que la expiación particular y eficaz de Cristo implica necesariamente la preservación de los santos, dado que fue  por esto que Cristo murió y pagó – la salvación completa y final (no apenas la conversión) todas los escogidos. Así, lo que el hijo comenzó, sin duda  el cumplirá, que consiste en traer a Su elegidos “infaliblemente a la salvación.”

El quinto capítulo es demasiado largo para ser reproducida aquí – dice, este explica y afirma  en detalle la doctrina reformada de la preservación de los santos, y luego hace negaciones elaboradas contra los errores correspondientes al  Arminianismo. Examinaremos  sólo algunos de sus artículos:

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 V. Artículo 3. A causa de estos restos de pecado que moran en el hombre, y también con motivo de las tentaciones del mundo y de Satanás, los convertidos no podrían perseverar firmemente en esa gracia, si fuesen abandonados a sus propias fuerzas. Pero fiel es Dios que misericordiosamente los confirma en la gracia que, una vez, les fue dada, y los guarda poderosamente hasta el fin.

 V. Artículo 6. Pues Dios, que es rico en misericordia, obrando de conformidad con el propósito de la elección, no aparta totalmente el Espíritu Santo de los suyos, incluso en las caídas más lamentables, ni los deja recaer hasta el punto de que pierdan la gracia de la aceptación y el estado de justificación, o que pequen para muerte o contra el Espíritu Santo y se precipiten a sí mismos en la condenación eterna al ser totalmente abandonados por Él.

 V. Artículo 7. Pues, en primer lugar, en una caída tal, aún conserva Dios en ellos esta Su simiente incorruptible, de la que son renacidos, a fin de que no perezca ni sea echada fuera. En segundo lugar, los renueva cierta y poderosamente por medio de Su Palabra y Espíritu convirtiéndolos, a fin de que se contristen, de corazón y según Dios quiere, por los pecados cometidos; deseen y obtengan, con un corazón quebrantado, por medio de la fe, perdón en la sangre del Mediador; sientan de nuevo la gracia de Dios de reconciliarse entonces con ellos; adoren Su misericordia y fidelidad; y en adelante se ocupen más diligentemente en su salvación con temor y temblor.

 V. Artículo 8. Por consiguiente, consiguen todo esto no por sus méritos o fuerzas, sino por la misericordia gratuita de Dios, de tal manera que ni caen del todo de la fe y de la gracia, ni permanecen hasta el fin en la caída o se pierden. Lo cual, por lo que de ellos depende, no sólo podría ocurrir fácilmente, sino que realmente ocurriría. Pero por lo que respecta a Dios, no puede suceder de ninguna manera, por cuanto ni Su consejo puede ser alterado, ni rota Su promesa, ni revocada la vocación conforme a Su propósito, ni invalidado el mérito de Cristo, así como la intercesión y la protección del mismo, ni eliminada o destruida la confirmación del Espíritu Santo.

 V. Artículo 14. Como agradó a Dios comenzar en nosotros esta obra suya de la gracia por la predicación del Evangelio, así la guarda, prosigue y consuma Él por el oír, leer y reflexionar de aquél, así como por amonestaciones, amenazas, promesas y el uso de los sacramentos.

 El Artículo 7 nos recuerda que la regeneración espiritual es permanente, pues en ella, Dios imparte en nosotros una vida espiritual indestructible. Dordt repite este punto, el punto de vista negativo en el Capítulo V. Rechazo de errores 8. Decir que la regeneración es reversible es no comprender la verdadera definición de vista bíblica de la regeneración, distorsionando la visión de alguien de toda de la soteriología. Sin embargo, incluso algunos creyentes Reformados están confundidos sobre este punto. Ellos afirman que los santos perseveran, pues  ellos reciben vida espiritual indestructible en la regeneración, mas ellos fallan en considerar el por qué esta vida perpetúa. A causa de este descuido, algunos casi suenan como si afirmamos la enseñanza de que, a pesar de que la salvación se obtiene por gracia, no

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 obstante se mantiene por obras, para que perseveren en la salvación medios para mantenerla a través de la buena conducta.

Dordt corrige este error hacer una aclaración importante. Los creyentes no son capaces de perseverar por sí  mismos o por su propia voluntad y  poder después de la conversión. De hecho, ” aquellos  que han sido convertidos no podrían perseverar en esta  gracia si son  dejados  al cuidado de sus propias fuerzas.” Antes, ellos perseveraran  porque Dios “misericordiosamente los confirma” y “poderosamente preserva a ellos en la gracia.” En otras palabras, la nueva vida espiritual del creyente es indestructible porque Dios es indestructible.

Esto significa que si un creyente no perseverase, esto no sería por causa de él, en el sentido de que si el creyente dependiese de su propia voluntad y poder, su fracaso seria cierto de todos modos. Es decir, si la perseverancia dependiese  de los creyentes, entonces nadie perseveraría. Al contrario, la perseverancia depende de la preservación de Dios, y el  única modo de Dios  no perseverar  a un escogido en la fe y en la santidad, es si El cambia su decreto eterno,  lo cual es imposible por definición.

El artículo 8 menciona la intercesión de Cristo por los elegidos, que es una parte de su ministerio como Mediador. Puesto que Cristo es siempre fiel para hacer su obra como intercesor, y ya que Dios siempre le oye, esta intercesión “no puede ser invalidada”. Por lo tanto, este artículo se refiere también a la estanqueidad del Espíritu. Vamos a decir un poco más sobre esto en la última  sección sobre el  soporte bíblico para la preservación de los santos. Por ahora, sólo podemos decir que el sello del Espíritu garantiza la salvación de los elegidos.

Al igual que otras confesiones reformadas, Dordt tiene cuidado de señalar que esta doctrina de la preservación de los santos no niega que un creyente continúa enfrentando tentaciones y dificultades en esta vida. De hecho, se reconoce que algunos creyentes incluso puede “caer en gravemente “, pero “conforme a su propósito inmutable de la elección,” Dios nunca permitirá que sus escogidos “vayan a caer tanto que recaigan de la gracia de  adopción y del estado de justificado “.

Por último, el artículo 14 dispone que algo no discutido todavía, es decir, algunos de los medios que Dios usa para preservar a su pueblo. Así como  Dios llama a los elegidos a la conversión a través de la predicación del evangelio “, El persevera, continúa y perfecciona por el oír y leer el Evangelio, por meditar en ella, por sus exhortaciones, amenazas y promesas, y por el uso de los sacramentos”. El pueblo de Dios, por lo tanto, sería sabio hacer un uso frecuente y deliberado de estos medios de gracia.

La Confesión de Westminster

La Confesión de Westminster Capítulo XVII dedicado a la perseverancia de los santos. En comparación con las confesiones anteriores, no hay nada nuevo aquí, mas este capítulo debe ser admirado por la forma clara y concisa resume muchos de los puntos importantes que hemos discutido anteriormente. Dice lo siguiente:

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 I. A quienes Dios ha aceptado en su Amado, y que han sido llamados eficazmente y santificados por su Espíritu, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente han de perseverar en él hasta el fin, y serán salvados eternamente

II Esta perseverancia de los santos depende no de su propio libre albedrío, sino de la inmutabilidad del decreto de elección, que fluye del amor gratuito e inmutable de Dios el Padre; de la eficacia del mérito y de la intercesión de Jesucristo; de la morada del Espíritu, y de la simiente de Dios que está en los santos; y de la naturaleza del pacto de gracia, de todo lo cual surge también la certeza y la infalibilidad de la perseverancia

III. No obstante esto, es posible que los creyentes, por las tentaciones de Satanás y del mundo, por el predominio de la corrupción que queda en ellos, y por el descuido de los medios para su preservación caigan en pecados graves; y por algún tiempo permanezcan en ellos; por lo cual atraerán el desagrado de Dios;  contristarán a su Espíritu Santo; se verán excluidos en alguna medida de sus gracias y consuelos; tendrán sus corazones endurecidos; y sus conciencias heridas;  lastimarán y escandalizarán a otros,  y atraerán sobre sí juicios temporales.

Todo ya discutido en las otras confesiones, creo que explicación   elaborada es necesaria. La Sección 1 indica la posición Reformada de la perseverancia de los santos. La sección 2 resume algunas de las razones teológicas para esta afirmación – El decreto inmutable de Dios en la elección, la expiación de Cristo particularmente eficaz, el ministerio sacerdotal intercesor de Cristo y de la influencia del Espíritu que mora en nosotros, la semilla indestructible de la vida espiritual impartida en la regeneración y el pacto de gracia. La Sección 3 sirve para  evitar las acusaciones falsas y malentendidos típicos, reconociendo que incluso los convertidos, realmente a veces pueden caer en pecado grave, pero que, sin embargo, ellos todavía son preservados de  una apostasía total y definitiva por la voluntad y el poder de Dios.

El Catecismo Mayor

El Catecismo Mayor, ciertamente concuerda enteramente con la Confesión de Westminster sobre  la preservación de los santos, tanto en el lenguaje como en el fondo:

P. 79. ¿No pueden los creyentes, por razón de sus imperfecciones, por las muchas tentaciones por las que son tomados, caer del estado de gracia?

 R. Los verdaderos creyentes, por razón del amor inmutable de Dios, d) del decreto de éste y de su pacto de dar a ellos perseverancia, e) de su unión inseparable con Cristo,  de la intercesión continua de éste por ellos, y del Espíritu y simiente de Dios que mora en los mismos: no pueden caer ni total ni finalmente del estado de gracia, i) sino que serán guardados por el poder de Dios por medio de la fe para salvación.

El Catecismo aquí destaca la perseverancia de los ” creyentes verdaderos”. En otras palabras, algunos creyentes son falsos, y ellos nunca perseveraron en la fe,  nunca fueron siquiera iniciados en la fe. Por otro lado, los creyentes verdaderos, a quienes Dios verdaderamente

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 convirtió, y que ” nunca pudieron  total y finalmente caer del estado de gracia,  mas son guardados por el poder de Dios mediante la fe para la salvación“.

Las palabras “por el poder de Dios mediante la fe” es excelente y precisa. Ella dice que es el poder de Dios que preserva los santos, y que esto se hace sustentando su fe, en primer lugar concedida primeramente a ellos en la conversión .

 El Catecismo Menor

El Catecismo Menor es también coherente con el resto de los Estándares de Westminster:

P. 36. ¿Cuáles son los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la santificación, o que se derivan de ellas?

 R. Los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la santificación o que se derivan de ellas, son la seguridad del amor de Dios, la tranquilidad de conciencia, el gozo en el Espíritu Santo, el crecimiento en gracia y la perseverancia en ella hasta el fin.

 Aquí el Catecismo hace hincapié en el hecho de que la conservación es uno de los beneficios que provienen de la justificación, la adopción y la santificación. En otras palabras, la preservación no es sólo una mera posibilidad producido por la justificación,  adopción y  santificación, sino que es una consecuencia necesaria e inherentemente incluida en ellas.

EXPOSICIONES DE LA ESCRITURA

La soteriología bíblica ciertamente no comienza con la preservación de los santos, mas  con la divina elección. A su vez, una soteriología bíblicamente verdadera se basa en una visión bíblica de la teología correcta, o sobre la naturaleza de Dios. La Escritura declara que Dios es el que obra todas las cosas según el designio de su voluntad, y de acuerdo con todo  su beneplácito, Este factor tiene una soteriología controlante verdaderamente bíblica, y cualquier concepto teológico que contradice esto debe ser inmediatamente descartado como falso.

Como las confesiones reformadas ilustran, la preservación de los santos no es una doctrina, aislada, sino que viene de otras doctrinas bíblicas relativas a la salvación. Si yo le  digo que me propuse llegar a la meta en una carrera, se supone que recorreré la distancia entre la línea de salida y la línea de meta, y también voy a pasar por encima de cualquier obstáculo en el camino. La preservación de los santos no es, por tanto, una doctrina aislada, y negarla seria  no sólo contradecir  esta doctrina  particular, sino  el patrón general de la soteriología bíblica.

Así que, incluso antes de examinar los pasajes bíblicos que apoyan directamente la preservación de los santos, estamos seguros de que ella sí es una enseñanza bíblica, ya que es la consecuencia necesaria de otras doctrinas bíblicas. El patrón entero que  la soteriología bíblica demanda.

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 Dicho esto, hay numerosos pasajes bíblicos que son directamente relevantes a la doctrina. Voy a enumerar algunos de ellos en esta sección. Para evitar que este artículo sea demasiado largo, no podremos tomar tiempo para examinar cada pasaje, sin embargo, colocaremos a muchas de ellas debajo de secciones bien definidas. Esto hará que el significado y la importancia de cada paso sea más fácil de discernir. Además, en la mayoría delos pasajes, también ponemos de relieve las palabras relevantes para ayudar en la comprensión.

Elección

La doctrina bíblica de la elección enseña que Dios escogió a un número definido e inmutable de  personas para la salvación. La otro lado de la elección es la reprobación, en la cual Dios escogió a un número definido e inmutable de las personas (todos aquellos no escogidos para salvación) para condenacion.

Asi como la reprobación es un decreto eterno, pre-determinando  el destino final de los réprobos, no es solamente su condición espiritual por un período incierto, así también elección es un decreto eterno, predeterminando el destino final de los elegidos. Este no es un decreto para simplemente convertir ciertos individuos, sino para realmente, completamente y finalmente salvarlos. Así que si un individuo elegido pudiese  ser verdaderamente convertido y caer luego, esto significaría que el decreto eterno de elección fracaso, lo cual es imposible.

Romanos 8:28-39. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Efesios 1:11-12. En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.

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 REDENCIÓN

La obra expiatoria de Cristo es una adquisición real y completa de todos los individuos para los que la expiación fue diseñada para redimir. La expiación no  solamente hace  una mera posibilidad de salvación para los elegidos, sino más bien ella asegura su real salvación. Esto significa que la expiación asegura la salvación total y definitiva de todos aquellos para quienes Cristo murió. Dado que no todos son salvos, sabemos que Cristo no murió por cada persona , sino solamente por aquellos a quienes Dios escogió en la eternidad, por tanto los réprobos son justamente condenados. Sin embargo, no hay ninguna condenación hay para el electo por quien Cristo murió. La implicación para la preservación de los santos es obvia.

El ministerio de Cristo como Mediador no termina con su muerte y resurrección, sino que Él  vive para siempre para ser nuestro Sumo Sacerdote, intercediendo por nosotros ante el Padre y  preservando  nuestra fe en él. Dado que Cristo nunca falla en su ministerio como mediador, los creyentes nunca fracasan verdaderamente y finalmente en su fe.

Juan 6:35-40. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

 Juan 10:25-30. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos.

 Hebreos 7:25-28. Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.

Hebreos 10:10,14. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. …porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

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Hebreos 12:2. Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

 REGENERACIÓN

En la regeneración, Dios imparte a los electos una fe espiritual indestructible, transformando la propia naturaleza y  las disposiciones de sus corazones. Puesto que esta vida espiritual es indestructible, significa que la regeneración es irreversible. Por lo tanto, una vez regenerada, una persona no puede verdaderamente y, finalmente,  apartarse de Dios, o renunciar a Cristo. Esto significa que todos los que han sido regenerados, también perseveraran. Cualquier doctrina que niega esto, contradice el sentido mismo de la regeneración.

1 Pedro 1:23. Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

1 Juan 2:18-19. Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.

1 Juan 3:6-9. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

1 Juan 3:6-9. Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.

CERTIFICACIÓN

Al igual que la elección de Dios y la expiación de Cristo, sellado por la enseñanza bíblica del Espíritu implica también la preservación de los santos. Las Escrituras declaran que el Espíritu Santo fue colocado en el centro, en la conversión, como un sello. Este sello no es un mero adorno, sino una garantía de que el creyente llegar a su destino designado, que es la glorificación de Cristo.

2 Corintios 1:21-22. Dios es el que nos mantiene firmes en Cristo, tanto a nosotros como a ustedes. Él nos ungió, nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía de sus promesas. . [NVI]

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 Efesios 1:13-14. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

 Efesios 4:30. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

 SANTIFICACIÓN

En el decreto soberano y eterno de Dios, Él no sólo pre-ordeno la conversión de sus elegidos, sino también su justificación, adopción y  santificación. Así como los elegidos fueron pre-ordenados para la conversión y así reciben la fe en Cristo, así también ellos fueron pre-ordenados para la santificación y por lo tanto son hechos santos por el Espíritu Santo. De hecho, Dios ha predeterminado las propias buenas obras para que los elegidos pudiesen  andar en ellas, y Él es la causa y  poder detrás de la voluntad buena, así como la realización de estas buenas obras hechas por los elegidos. Por lo tanto, los elegidos fueron pre-ordenados para  santificación tan cierto como fueron elegidos para conversión. Esto significa que la apostasía verdadera y final es imposible.

      Jeremías 32:40. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.

Filipenses 1:4-6. siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;

1 Tesalonicenses 5:23-24. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

2 Tesalonicenses 2:13-17 Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad. Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, sigan firmes y manténganse fieles a las enseñanzas que, oralmente o por carta, les hemos transmitido. Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, los anime y les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno. [NVI]

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Hebreos 13:20-21. El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno. Que él los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

       1 Pedro 1:3-5. Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,   que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.

 

OTROS PASAJES

A continuación enumeramos algunos otros de los pasajes bíblicos relacionados con la preservación de los santos. Algunos están más directamente relacionados con el tema que otros, pero todos ellos soportan la doctrina. Después de leer las secciones anteriores, usted debería ser capaz de ver su relevancia y aplicación. Sin embargo, si usted no sabe cómo algunos de estos pasajes se relacionan a la doctrina, o si usted desea información adicional sobre algunos de ellos, entonces usted debe consultar los comentarios Reformadas padrones para  ayuda adicional.

       Salmo 17:8-9. Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas, de los malvados que me atacan, de los enemigos que me han cercado. [NVI]

 

       Salmo 37:23-24,28-29. El SEÑOR afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el SEÑOR lo sostiene de la mano. … Porque el SEÑOR ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El SEÑOR los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados. Los justos heredarán la tierra, y por siempre vivirán en ella.. [NVI]

 Salmo 73:1-2,23 En verdad, ¡cuán bueno es Dios con Israel, con los puros de corazón! Yo estuve a punto de caer, y poco me faltó para que resbalara. …. Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. . [NVI]

Salmo 121:3,7-8. No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida…. El SEÑOR te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El SEÑOR te cuidará en el hogar y en el camino,desde ahora y para siempre. [NVI]

2 Samuel 23:5-7. »Dios ha establecido mi casa; ha hecho conmigo un pacto eterno, bien reglamentado y seguro. Dios hará que brote mi salvación y que se cumpla todo mi deseo. Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano. Se recogen con un hierro o con una lanza, y ahí el fuego los consume.»

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Isaías 54:10 Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz, —dice el SEÑOR, que de ti se compadece—.

Jeremías 31:3. Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

Mateo 18:12-14. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

 Mateo 24:24. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

 Lucas 22:31-32. Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

 Juan 14:16-17. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

 

John 17:9-12, 20. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. …. Más no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

Romanos 5:9-10. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

Romanos 11:7. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos;

Romanos 14:4. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.

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 Romanos 16:25-27. Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.

1 Corintios 1:8-9. el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

1 Corintios 3:14-15. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

1 Corintios 10:13. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

 2 Corintios 9:8. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

 Efesios 5:25-27. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

2 Tesalonicenses 3:2-5. y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo.

 2 Timoteo 1:12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

2 Timoteo 2:18-19. que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.

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2 Timoteo 4:18. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Hebreos 9:12-15. y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

 1 Pedro 1:8-9. a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

2 Pedro 1:10-11. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

1 Juan 2:24-25. Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.

1 Juan 2:27. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

1 Juan 5:3-4 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

1 Juan 5:11-13. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

1 Juan 5:20. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

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 Judas 1: 24-25. Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.

 

OBJECIONES ARMINIANAS

Hay varios tipos de objeciones contra  la doctrina bíblica de la preservación de los santos. Aquí sumarizaremos las objeciones teológicas, bíblicas y éticas. Ellas vienen no sólo de los arminianos, sino también de católicos. Ahora bien, mientras que todas las objeciones ya han sido respondidas de alguna forma en las secciones anteriores, aquí trataremos breve pero directamente con ellos, para eliminar malentendidos sobre la doctrina.

TEOLÓGICO

Una objeción teológica o filosófica en contra de la preservación de los santos es que ella socava el “libre albedrío” humano. La doctrina implica que un creyente nunca es “libre” para decidir a abandonar su fe y  salvación.

A esto respondemos que la objeción es precisamente correcta, en el sentido de que el creyente nunca es libre para  decidir a abandonar su fe y  salvación. Mas es una objeción inútil, a menos que el hombre posea  tanta libertad para escapar del control de Dios. En el estudio de la soteriología bíblica, establecimos de  principio a fin no hay tal cosa como el libre albedrío humano, en el sentido de que el hombre nunca es libre de Dios, y que Dios siempre tiene y ejerce un control completo sobre la voluntad del hombre.

Esto no quiere decir que la voluntad del hombre nunca está involucrada. La conversión,  santificación, y otros aspectos de la salvación del hombre a involucran menudo  su voluntad. La pregunta es si su voluntad es alguna vez libre del control constante, absoluto y preciso  de Dios. Sostenemos que es bíblicamente falso y metafísicamente imposible para el hombre ser libre de Dios en cualquier sentido. Por lo tanto, la objeción a partir del libre albedrío, no puede en realmente ser aplicada al Cristianismo de la Escritura y de la Reforma, ya que ellos  rechazan el libre albedrío desde el principio, y en  cada  aspecto de la salvación, incluyendo  salvación y preservación.

Ciertamente, las objeciones relacionadas con el “libre albedrío” humano se levantan, no sólamente cuando estamos hablando de la preservación de los santos, sino también cuando estamos hablando de cualquier otro  tema en la soteriología bíblica. Sin embargo, dado que el libre albedrío no es bíblico es falso,  esto significa que aquel que  afirma  el libre albedrío, esta equivocado en todos los elementos de la soteriología, y esto es precisamente lo que encontramos entre los arminianos y los católicos.

Por otra parte, puesto que Dios permanentemente transforma la naturaleza y disposición de los elegidos en la regeneración, nunca un creyente verdadero deseara deshacerse de su fe y de  su salvación.

BÍBLICO

Hay numerosos pasajes de la Biblia que ordenan a los cristianos a buscar justicia y abstenerse de la maldad. Algunos de los pasajes son tan fuertes en la expresión contienen advertencias  tan amenazantes, que algunas personas mal interpretan, diciendo que es posible para  un creyente verdadero perder su salvación. Por ejemplo, Hebreos 6:4-6 dice lo siguiente:

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 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

 En primer lugar, cualquiera que sea lo que pasaje signifique,  el no dice que los elegidos de hecho renuncian a su fe. Sin embargo, vamos a suponer que el pasaje está diciendo en realidad que si alguien se cayó de la fe, después de alcanzar un cierto grado de desarrollo espiritual, el realmente perdería su salvación. Esto no se opone a la doctrina de la preservación – de hecho, estamos de acuerdo de todo corazón con ella. Si es elegido sinceramente renuncia permanentemente a Cristo, entonces el pierde su salvación. De forma, que el creyente verdadero nunca renunciaría, sinceramente y permanentemente,  Cristo, y el pasaje de arriba no dice nada que contradiga esto. Juan dice que aquellos que se apartan de la fe, nunca realmente tuvieron fe.

En segundo lugar, varios versículos después, el escrito explícitamente declara que lo que este pasaje describe no acontece a sus a sus lectores:

 “Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. ” (Hebreos 6:9).

 Parafraseando, está diciendo: “Si bien estamos hablando de esta manera, estoy seguro de que, con respecto a la salvación, esto no  sucede a ustedes.”

 En tercer lugar, debemos recordar que Dios usa diversos medios por los que lleva a cabo sus propósitos. Por ejemplo, a pesar de que Él tenga inmutablemente determinado la identidad de aquellos que serían salvos, Él no  salva a estas personas sin medios. Más bien, Él salva a los elegidos por medio de la predicación del Evangelio, y por los  medio de la fe en Cristo, que Él coloca en su interior. Dios utiliza diferentes medios para lograr sus propósitos, y él elige y controla tanto los medios como los fines.

Por lo tanto, simplemente porque se nos dice que los elegidos perseveran en la fe no quiere decir que Dios no nos advierte contra la apostasía. De hecho, estas advertencias bíblicas sobre las consecuencias de  renunciar a la fe cristiana son  uno de los medios por los cuales Dios les impide a sus escogidos, de la apostasía. Los réprobos ignoran estas advertencias, pero los elegidos prestan atención (Juan 10:27), por lo que continúan desarrollando su santificación “con temor y temblor” (Filipenses 2:12). Con respecto a las palabras de Dios, Salmo 19:11 dice: “Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa.”

 ÉTICA

Una de las objeciones más comunes a la preservación de los santos es que si bien es cierto que el creyente no puede perder su salvación, entonces esto constituye una licencia implícita para pecar. Los cristianos pueden pecar todo lo que quieran, y sin embargo permanecer seguros en Cristo. Sin embargo, el verdadero cristiano no quiere vivir en el pecado, aunque en ocasiones puede tropezar. El verdadero creyente odia el pecado y ama la justicia. Una persona que peca sin restricción no es un cristiano de ninguna manera.

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 La doctrina de la preservación no dice que alguien que hace una profesión de fe en Cristo esta entonces salva, y nunca se perderá, ya que su profesión puede ser falsa. Más bien, la doctrina enseña que los verdaderos cristianos nunca se perderán. Ellos nunca se alejan de Cristo permanentemente, aunque algunos de ellos pueden incluso caer profundamente en el pecado por un tiempo. Un verdadero cristiano es alguien que da su verdadero asentamiento para el evangelio, y cuya “fe sincera” (1 Timoteo 1:5) se hace evidente a través de una continua transformación de los pensamientos, palabras y comportamiento, de acuerdo con las exigencias de la Escritura. Juan dice que una persona que ha sido regenerada “no puede continuar pecando” (1 Juan 3:9). Por otra parte, una persona que hace una profesión de Cristo a partir de  un falso asentimiento al evangelio puede durar sólamente “un corto tiempo. Cuando surge  alguna tribulación o persecución a causa de la palabra, luego la abandona”(Mateo 13:21).

CONCLUSIÓN

Si bien cada una de las secciones anteriores se puede seguir desarrollándose, lo que se ha dicho es suficiente para darnos un resumen fiel de la doctrina reformada de la preservación de los santos, y concluiremos que es en realidad idéntica a lo que la Escritura enseña sobre el tema. Ella es tanto bíblicamente exacta  como teológicamente  consistente.

La doctrina nos enseña que los verdaderos creyentes nunca perecerán, ellos nunca abandonaran, verdadera y  finalmente la fe. Esto es porque Dios soberanamente pre-ordenó su salvación completa antes de la fundación del mundo, y porque él poderosamente los preserva después de su conversión. Después de la regeneración, el Espíritu de Dios sigue trabajando en ellos, poderosamente haciéndoles lugar por el verdadero conocimiento y santidad. Sin embargo, esto no quiere decir que el electo permanezca perfectamente sin pecado y obediente a lo largo de su camino espiritual; mas a veces incluso puede caer en pecado grave. Sin embargo, el decreto eterno inmutable de Dios, la expiación e intercesión de Cristo y la acción del Espíritu en los creyentes, asegura  que ellos nunca  caerán de una manera definitiva.

Con respecto a los réprobos, aunque algunos pueden profesar la fe por un tiempo, su profesión es falsa e hipócrita. Dios nunca los predestino  para  salvación, sino que los pre-ordenó para  destrucción. En lugar de enviar su Espíritu para operar poderosamente en sus corazones, Él endurece sus corazones por un espíritu de desobediencia. Ciertamente, esto significa que no hay vida o poder espiritual en ellos para hacerlos perseverar en la verdadera fe, por lo que ellos  caen fácilmente de la falsa profesión por la cual ellos reivindican abrazar el evangelio.

La doctrina reformada de la preservación de los santos – es decir, la doctrina bíblica – proporciona al verdadero pueblo de Dios, una fuerte fuente inagotable de confort y seguridad. Ella advierte contra falsas profesiones y auto-ilusiones, y ella permite que ellos  bíblica y realistamente,  traten de su pecaminosidad e  imperfecciones restantes. Esto nos lleva al tema relacionado, el de la seguridad. La doctrina bíblica de la preservación de los santos ofrece una base legítima para la seguridad de la salvación. Se trata de una seguridad basada en la verdad, fortaleciendo sus mentes contra las dudas opresoras con respecto a su relación con Cristo. Sin embargo, un análisis detallado de este tema, así como temas relacionados (como miembro de la iglesia y  disciplina), tendrán que esperar hasta otra oportunidad.

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