373486_383036695099411_495823952_n

MI RACIONALISMO

Gordon H. Clark

Traducción: Raul Loyola R.

 

No objeto la palabra racionalismo, aunque quizás el término racionalidad podría causar menos mal entendidos. Descartes, Espinosa, y Leibniz produjeron una teoría epistemológica que podría muy bien ser llamada de Racionalismo del siglo XVII. Para ellos el conocimiento debe estar basado solamente en la lógica. En un sentido Hegel es similar. Para esos hombres, como para Platón, la mente humana es esencialmente omnisciente, y ni la experiencia sensorial, y mucho menos la revelación sobrenatural pueden adicionar información a los equipamientos de la sabiduría innata. Si alguien me acusa de ser un Racionalista en el sentido del siglo XVII, creo que él no necesita de ninguna respuesta complementaria en esta conjetura.

En la teología de siglos más recientes, el término racionalismo tomó un significado diferente. Sin ninguna ligación epistemológica, el término ha sido aplicado a aquellos que rechazan la revelación. Por ejemplo, los deístas, que eran empiristas, tenían una religión supuestamente desarrollada a partir de un estudio de la naturaleza física y humana. La información verbalmente revelada por Dios era innecesaria e imposible. Como algunos de mis amigos oponentes pueden intentar asociarme con esa línea de pensamiento es inexplicable, y nuevamente no es necesaria ninguna respuesta en esta altura de hoy.Me culpan de, “absolutizar la ley de la contradicción”, “hacer la razón humana autónoma” y hasta que igualo la mente de Dios a mi propia mente son acusaciones que han sido hechas. Tal vez las exposiciones de Wheaton son una réplica suficiente a esas acusaciones. Y yo sonrío delante de las objeciones más recientes, pues mi mente puramente humana está tan lejos de ser autónoma que yo no le concedo ninguna capacidad inherente, sea la que sea.Sin embargo, un cristiano debe comprometerse con el racionalismo o la racionalidad bajo la pena de ser irracional, él debe ser lógico, bajo la pena de ser ilógico, y también bajo la pena de negar que Dios es sabiduría y verdad, y bajo la pena de afirmar que Dios es autor de paradojas y confusión.
[…]
No niego que soy un “evangélico racionalista y calvinista”. Pero a la luz del uso contemporáneo del término evangélico, utilizado por aquellos que no tienen ningún derecho histórico a él, sería mejor hacer de la palabra evangélico un adjetivo y dejar calvinista como un sustantivo.
Traducción: Raul Loyola R.
Loja-Ecuador 
22-Nov.2010