IMBÉCILES PROFESIONALES
Vincent Cheung
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CONTENIDO
IMBÉCILES E IMBÉCILES PROFESIONALES___________________________________________________3
ENSEÑANDO SIN SENTIDOS COMO PROFESIÓN_____________________________________________ 4
NO PUEDES LLEGAR HACIA ALLI DESDE AQUÍ_______________________________________________10
CRISTO NUESTRA RAZÓN, LA RAZON NUESTRA ARMA________________________________________14
IMBÉCILES E IMBÉCILES PROFESIONALES
Según la Escritura, todos aquellos que no son Cristianos son idiotas.1 Incluso algunos Cristianos profesos se ofenden categóricamente de tal representación de los enemigos de Dios, y entonces me repudian y critican por hablar de este modo. Sin embargo, por más fuerte que ellos intenten retratar esto como algo que he afirmado por mi propia cuenta, simplemente repitolo que la Escritura enseña. Si tienen un problema con esto, entonces en vez de estar repudiándome o criticándome, deberían afrontar la realidad y repudiar a Cristo y criticar a la Escritura.
Algunos escritores Cristianos son muy corteses. De hecho, son tan corteses que dejan a sus críticos perseguirlos hasta la muerte mientras les explican pacientemente una y otra vez sus bíblicas pero impopulares opiniones. Por supuesto creo en la plática cordial, sobre todo en contextos en los cuales la Escritura lo ordena. Sin embargo, estos críticos a menudo no están interesados en escuchar lo que la Escritura realmente dice, sino en proteger sus propias opiniones y creencias no bíblicas, mientras insisten todo el tiempo que son creyentes genuinos.
Mi política es que, mientras respeto y aún prefiero las discusiones teológicas corteses, cuando mis críticos tratan de usarme para atacar a la Escritura a la fuerza, los expongo como los hipócritas espirituales que son, y los hago caer por el poder de Cristo el Logos, es decir por la Escritura misma y la Razón que ellos tratan de socavar.
Es importante para nosotros darnos cuenta que los No Cristianos son imbéciles y que tengo razón al declarar esto como una parte integral del acercamiento bíblico a la apologética. Es así porque si vamos a afrontar a nuestros enemigos intelectuales con la Escritura como nuestra arma, entonces mejor aceptamos primero la propia descripción de la Escritura de los No Creyentes, que ellos son estúpidos y depravados. ¡No impresiona que muchos Cristianos sean apologistas endebles! Han rechazado la propia descripción de la Escritura acerca de la situación desde el principio.
Ha menudo he dicho que la persona que afirme la cosmovisión bíblica y que practique la apologética bíblica puede fácilmente y de manera concluyente derrotar a cualquier No
Cristiano. No importa si el No Cristiano es un Ateo, un Musulmán, un Budista, o un Católico, y no importa incluso si el No Cristiano es altamente educado. De hecho, también he afirmado que incluso un niño que ha sido entrenado en apologética bíblica puede aplastar a cualquier profesor de ciencia o filosofía. Ahora iré más lejos. Afirmaré que aún una persona que sea mentalmente limitada o dañada de algún modo, pero que sin embargo pueda comunicarse en declaraciones fragmentadas (p.ej. una persona con síndrome de Down), a pesar de todo puede derrotar a cualquier No Cristiano científico o filosofo.
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1He provisto de justificación bíblica para esta declaración en numerosos lugares en mis escritos, por lo tanto no la repetiré aquí. Ver
Teología Sistemática, Preguntas Fundamentales, Confrontaciones Presuposicionales, Apologética en Conversaciones, Comentario a los
Efesios, y Un Imbécil por Cualquier Otro Nombre de Vincent Cheung; Douglas Wilson, El Borde Serrado: Una Breve Defensa de la Sátira
Bíblica y Jugueteo Trinitario (Prensa de Canon, 2003); Robert A. Morey, …y Dios Se burló de Ellos (audio); y James E. Adams, Los
Salmos de Guerra del Príncipe de Paz: Lecciones de los Salmos Imprecatorios (Empresa de Industria editorial Presbiteriana y
Reformada, 1991)
Por supuesto, algunos de nosotros somos capaces de discutir con mayor delicadeza que otros. Y si eres un niño, o una persona con graves problemas mentales, o solamente una persona que no esta familiarizada con expresiones técnicas, deberías pedir a tu oponente No Cristiano que exprese sus ideas y argumentos en un lenguaje más simple. Sin embargo, cuando llegamos a la sustancia del debate, si puedes entender los principios fundamentales de la cosmovisión bíblica y de la apologética bíblica, también puedes ser un apologista invencible de la fe Cristiana contra cualquier opositor No Cristiano.
En conexión con esto, también he dicho que aunque un científico o filósofo No Cristiano pueda hacer una mejor presentación de sus opiniones, la sustancia de sus argumentos nunca es mejor que la de cualquier otro No Cristiano, incluyendo al retrasado y al loco.
Esto es, un erudito No Cristiano puede ser capaz de argumentar su caso con mayor precisión, coherencia y meticulosidad, pero cuando llegamos a los méritos racionales de sus argumentos, su caso es tan tonto y falaz como el de cualquier No Cristiano inculto y con discapacidad mental.
Esto es verdad no solo cuando hablan acerca de Dios o la religión, sino que es verdad sobre todo lo que ellos dicen. La posición de alguien con respecto a la realidad fundamental, siendo fundamental, necesariamente afectará cada área de su cosmovisión; por lo tanto, debido a que el No Cristiano está equivocado sobre la realidad fundamental, entonces está equivocado en todo.
Digo todo esto no solamente porque disfruto insultar y desestimar a los incrédulos (aunque también eso tiene su lugar; 1 Reyes 18:27); más bien, esto es una enseñanza bíblica que pocos Cristianos son fieles en enfatizar. Aquellos que dicen algo sobre esto por lo general obscurecen la enseñanza con su lenguaje casi poético, haciendo que la depravación humana y la maldad, y que los efectos del pecado sobre la mente suenen casi hermosos.
Pero la Biblia es contundente y sin ambigüedades en este tema. Enseña que Dios ha hecho «imbécil» a todo aquel No Cristiano filósofo y erudito, incluyendo todas sus ideas (1 Corintios 1:20). Sobre esta palabra, aún la básica y popular Concordancia de Strong cede la definición, ‘hacer como un simplón’, de modo que no hay ninguna excusa en fallar en entender el verso de esta manera. Por lo tanto, con la autoridad de la Escritura, acuso de pecado a cualquier Cristiano que deforma u oculta esta enseñanza, o que trate de minar los esfuerzos de otros para proclamarla.
ENSEÑANDO SIN SENTIDOS COMO PROFESIÓN
Debido a que interactúo casi exclusivamente con trabajos de profesionales, en mis escritos ya he proporcionado una cantidad de ejemplos sobre como incluso el más educado de los No Cristianos nunca se levanta por sobre la estupidez humana en la sustancia de sus argumentos. Ahora ofreceré incluso otro ejemplo del debate entre William Lane Craig y Walter Sinnott-Armstrong.
Sinnott-Armstrong es Profesor de Filosofía y Profesor de Estudios Legales en el Dartmouth
College. Incluso si él no estuviera entre lo mejor de lo mejor entre los pensadores contemporáneos, sus referencias y logros son al menos iguales a los de muchos filósofos profesionales. Además, alguien con la fama y la importancia de William Lane Craig pensó que valía la pena debatir con él. Así que ninguno diga que deliberadamente he escogido un espécimen inferior para criticar.
Un ateo me es tan fácil de refutar como cualquiera otro, por lo tanto no tengo que usar a Sinnott-Armstrong como un ejemplo. Pero déjenme decirles por qué le he escogido.
Obtuve el libro que contiene el debate hace un tiempo, y entre otras cosas, noté las declaraciones falaces escritas por él que dentro de poco mostraré mas abajo. Pensé que podría usarlos en algún proyecto escrito futuro como ilustraciones. Entonces, un día mi esposa vino a casa y dijo que escuchó a William Lane Craig en una entrevista en un programa radial Cristiano. La entrevista era principalmente para promover este libro, y el presentador del programa le pregunto a Craig acerca de varios de los asuntos que fueron discutidos en el debate. Mi esposa consideró que las respuestas de Craig eran demasiado inciertas, demasiado provisionales, y se preguntó si aquellas débiles respuestas hacen más daño que bien a la causa Cristiana.
Yo podía entender su sentir, porque incluso si pasamos por alto los defectos de la apologética clásica, siempre he pensado que los argumentos y conclusiones de Craig son típicamente tan «modestos» que son a lo más sub-bíblicos, y fallan en emanar la confianza y certeza que un líder Cristiano debería manifestar tanto en su actitud como en sus argumentos, y ni hablar de inculcar esta misma confianza y certeza en otros Cristianos. De todos modos, no dejaré que este artículo se convierta en una crítica de la exposición de Craig; simplemente explico por qué mi esposa y yo nos sentimos insatisfechos con ella.
De todas formas, mientras hojeaba el debate nuevamente, me di cuenta que sería demasiado ineficiente escribir una respuesta completa y alternativa a los argumentos de Sinnott-Armstrong.
Esto es debido a que muchos de sus desafíos están dirigidos a los argumentos de la apologética clásica o evidencial, y ni siquiera tocan los argumentos bíblicos o presuposionalistas, de modo que incluso si sus argumentos fueran exitosos, de ninguna forma afectarían el acercamiento bíblico que enseño y práctico. Además, sus ensayos son presentados en el contexto de su debate contra Craig, de manera que a menos que mis lectores hayan leído el debate, tendría que explicar el contexto desde el principio antes de presentar mi propia respuesta.
Por lo tanto, aunque me gustaría hacerlo, no presentaré una crítica meticulosa de los argumentos de Sinnott-Armstrong. En cambio, criticaré un aspecto particular de su pensamiento y presentación; me refiero principalmente a sus argumentos con respecto al problema del mal.
Aunque el resultado no ascienda a una destrucción total de todos sus argumentos, es suficiente para demostrar que, aunque es profesor en filosofía, su habilidad de razonamiento no sobrepasa la del Ateo medio, y por lo tanto un imbécil profesional sigue siendo un imbécil. Con todo esto en mente, consideremos ahora el caso de Walter Sinnott-Armstrong. En un lugar, él explica porque se preocupa bastante por el asunto que incluso le lleva a aceptar participar en un debate público. Escribe lo siguiente:
Mi respuesta es que soy profesor, por lo tanto mi trabajo es educar. Soy también un filósofo. Los filósofos cuestionan supuestos comunes e inspeccionan los motivos a favor y en contra de estos supuestos. Es por esta razón que quiero ayudar a los lectores a que tengan clara la evidencia a favor y en contra de la existencia de Dios, de modo que ellos puedan decidir por ellos mismos.2
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2 William Lane Craig y Walter Sinnott-Armstrong, ¿Dios? Un debate entre un cristiano y un ateo.(Oxford UniversityPress, 2004), p. 81.
Esta afirmación sobre su motivo es muy provechosa para nuestro análisis, porque esto lo compromete a cierta política intelectual contra la cual podremos comparar sus argumentos reales. Y cuando falle en vivir de acuerdo a lo que declaró arriba, hará que su hipocresía e incompetencia sean aún más obvias.
Notaremos que aunque su política indicada es «cuestionar supuestos comunes», él de todas formas depende de numerosas premisas subjetivas/intuitivas y supuestos comunes a lo largo de su presentación.
Por ejemplo, en la página 34, escribe, «Craig aún podría preguntar, ‘¿Qué es lo inmoral en el hecho de causar daños serios a otros sin justificación?’ Más ahora parece natural contestar, ‘Simplemente lo es. Objetivamente. ¿No está de acuerdo? ‘» No, no estoy de acuerdo. Su respuesta es lo mismo que decir, «Parece objetivo», pero si una creencia está basada sólo en lo que «parece», entonces es por definición subjetiva, no objetiva. Cuando dices «parece» en uncontexto como este, nos estas diciendo algo sobre ti, y nada acerca de algo que esté fuera de tu propia mente.
Exijo más que un «parece natural»; exijo una justificación racional. ¿Que pasaría si lo qué a él «le parece natural» me parece antinatural? ¿Qué, si lo que le parece natural a una persona normal le parece antinatural a una persona demente? Ahora bien, ¿Qué es normal y que es demente? ¿Y quién es normal y quien es demente? ¿Cómo sabemos? ¿Es la respuesta «parece natural» una justificación adecuada en cualquier argumento? Si no ¿Cuándo es adecuado y cuando es inadecuado? ¿Cómo sabemos? Este «parece natural» parece bastante irracional, por no decir descaradamente perezoso.
Luego escribe, «Asimismo si miramos extensa y cuidadosamente un mal natural, como una obstrucción intestinal, y no encontramos nada que sugiera una compensación adecuada, entonces estamos justificados en creer que no hay ninguna compensación adecuada por aquel mal.»3 Este patrón de argumentación ocurre a través de toda su presentación; es decir nuestras inversiones intelectuales subjetivas en una situación se supone que son suficientes para producir una justificación racional a fin de hacer una inferencia sobre la realidad objetiva.
Sinnott-Armstrong parece pensar que la justificación racional consiste en nuestra satisfacción subjetiva, y no en inferencias necesarias.
En otro lugar, escribe, “Estoy tratando de demostrar que el sentido común te obliga a aceptar las premisas de mi argumento” 4. Sea cierto o no que el “sentido común” nos compromete a aceptar sus premisas, ¿Cómo es que sabe que aquello que creemos de acuerdo con nuestro “sentido común” es verdadero? El no desafía ni establece el “sentido común” como un camino confiable a la verdad, sino que simplemente lo asume en sus argumentos.
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3 Ibid., p. 95.
4 Ibid., p. 144.
En la página 145, dice, «Podría sonar bonito decir que Dios no esta sujeto a nuestros parámetros, pero esta táctica no deja claro que es lo que hace bueno a Dios. Al final, tenemos que usar nuestros propios parámetros, porque no podemos entender ningún otro». Pero no es automáticamente verdadero que si Dios no esta sujeto a nuestros parámetros, entonces esto no deja claro que es lo que hace bueno a Dios. La doctrina bíblica de la bondad de Dios contesta la pregunta, y Sinnott-Armstrong debe confrontar esta doctrina antes de hacer tal afirmación; es decir, debe demostrar que la Biblia no es la revelación escrita de Dios.
Luego, noten que él dice que «tenemos que usar nuestros propios parámetros, porque no podemos entender ningún otro». Pero esta es una razón puramente pragmática, y no lógica. Esto equivale a decir, “necesitamos fingir que esto es verdadero porque no tenemos nada más”. ¿Y quién es él para hablar por todos nosotros? Que él no pueda «entender ningún otro» no significa que el resto de nosotros no pueda; que él sea estúpido e ignorante no significa que pueda arrastrar al resto de nosotros con él. Pero incluso si realmente no pudiéramos «entender ningún otro», esto no significa que nosotros debamos fingir que lo que tenemos es verdadero. ¿Por qué no nos rendimos al escepticismo y a la ignorancia? Además, los filósofos constantemente discuten sobre cuales deberían ser «nuestros parámetros» en primer lugar. Sostengo que los criterios bíblicos deberían ser «nuestros parámetros».
Sinnott-Armstrong concluye el debate diciendo, «En contraste, traté de basar mis argumentos en los parámetros del sentido común de la creencia razonable y la compensación adecuada»5. Por lo tanto, a lo largo del debate parece completamente inconsciente del hecho que él había dicho, «También soy un filósofo. Los filósofos cuestionan supuestos comunes e inspeccionan los motivos a favor y en contra de estos supuestos». La única forma de reconciliar su declarada política intelectual (cuestionar supuestos comunes) con su actual estrategia de debate (apelar al sentido común) es que haga una distinción muy definida entre supuestos comunes y sentido común. Esto es, supuestos comunes se refiere a ciertas creencias compartidas, mientras el sentido común se refiere a una intuición o habilidad intelectual compartida que en sí misma no tiene contenido. Pero aún si hace esto, sigue siendo inexcusable para un filósofo profesional dejar este punto sin especificar claramente cuando ambas ideas son fácilmente confundibles e incluso identificables.
De todas formas, numerosos problemas permanecen incluso si hace una distinción muy definida entre supuestos comunes y sentido común. Por ejemplo, si el sentido común se refiere solo a una intuición o habilidad intelectual compartida sin contenido, entonces ¿Cómo puede este «sentido» que es tan común producir estos “supuestos” comunes que ahora cuestiona usando el “sentido» común? Es decir, si el “sentido» y los “supuestos» se contradicen el uno al otro, entonces ¿Cómo puede ambos ser «comunes»?
Quizás los supuestos comunes (que Sinnott-Armstrong cuestiona) fueron adoptados porque la gente falló al usar el sentido común, en cuyo caso el sentido común se refiere a una intuición o capacidad común que no es comúnmente usada. O los supuestos comunes fueron producidos por un defecto común en el pensamiento que causó que la gente se desviara del sentido común. Pero entonces ¿Cuál es este «defecto»? ¿Este «defecto» no forma parte «del sentido»? ¿Por qué o por qué no? ¿Y cómo lo sabe? Ambos puntos de vista tienen problemas, pero ya hemos complicado el tema demasiado.
5 Ibid., p. 149.
La verdad es que Sinnott-Armstrong no hace una distinción definida entre supuestos comunes y sentido común. Él escribe:
En contraste, traté de basar mis argumentos en los parámetros del sentido común de la creencia razonable y la compensación adecuada. Estos principios no son peculiares a los Ateos. La mayor parte de los Cristianos también usan los mismos parámetros en sus vidas diarias. Más importante aún, estos principios son aceptados por casi todos los que no están comprometidos de antemano a favor o en contra de la existencia de Dios. Esto los convierte en puntos de partida neutrales.6
Él identifica «los parámetros del sentido común» con «estos principios». En otras palabras, por sentido común no se refiere a un potencial o habilidad intelectual compartida aparte de cualquier contenido, sino que se refiere a actuales creencias comunes. En otras palabras, en su mente, los parámetros del sentido común son creencias comunes. Pero si la tarea del filósofo es «cuestionar supuestos comunes», entonces ¿Porqué no cuestiona los mismos supuestos comunes («principios», «parámetros», etc.) que usa, y sobre los cuales sus argumentos dependen?
Él ha declarado que argumenta en contra de la existencia de Dios porque es su trabajo como filósofo cuestionar los supuestos comunes, pero luego da la vuelta y argumenta como si la verdad fuera un tema de acuerdo y opinión popular. En otro contexto, él podría cuestionar la misma falacia en su oponente, pero cuando se queda sin razones, emplea la estrategia de «todo el mundo lo sabe». Noten que su error no esta escondido, sino que ambas caras de su auto contradicción son explícitamente afirmados. Por un lado, el objetivo del debate para él es cuestionar supuestos comunes, pero por otra parte, basa las partes esenciales de sus argumentos en principios comunes («supuestos», «parámetros», etc.) sin primero cuestionarlos o justificarlos.
Aunque errores muy evidentes invaden su presentación, esta ilegítima apelación a la opinión popular es el único disparate filosófico que intento documentar. Sin embargo, debido a que el párrafo anteriormente citado contiene afirmaciones adicionales hechas por él, brevemente trataré con ellas antes de seguir adelante.
Él dice que los principios comunes en los que basa sus argumentos son sostenidos no sólo por Ateos, sino también por Cristianos. Incluso si esto fuera verdad, no demostraría que sus argumentos son verdaderos, ya que aún tiene que demostrar estos principios, de manera que en el mejor de los casos puedan servir como base para un argumento ad hominem. Es decir, quizás estos principios comunes son falsos, de manera que tanto Ateos como Cristianos estén equivocados al creer ellos. Mas yo digo que ellos pueden «en el mejor de los casos» sostener un argumento ad hominem porque ni siquiera esto pueden hacer, ya que son sólo principios con los que supuestamente concordamos en nuestra «vida diaria“.
Aún tiene que demostrar que aquellos principios que se aplican en nuestra «vida diaria» se aplican necesariamente al debate en curso.
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6 Ibid.
Pero su caso es aún más débil que esto. Debido a que apela a estos supuestos principios comunes como premisas esenciales de sus argumentos (y no como meras opiniones personales que no afectan la solidez de sus argumentos), esto quiere decir que también es esencial para sus argumentos que estos principios realmente sean comunes. Él falla en demostrar, o incluso intentar demostrar esto; en vez de esto, solamente afirma una y otra vez lo común de sus premisas. En otras palabras, dice «todo lo saben» cuando en realidad nadie sabe si todos lo saben. ¿Cómo sabe él lo que «la mayor parte de los Cristianos» cree? ¿Acaso sabe quizás lo que la mayoría de los Ateos cree?
Al menos igualmente de problemática es la siguiente declaración, “Más importante aún, estos principios son aceptados por casi todos los que no están comprometidos de antemano a favor o en contra de la existencia de Dios.
Esto los convierte en puntos de partida neutrales.” Él dice que sus premisas son aceptadas por casi todas las personas neutrales. ¿Cómo sabe esto? ¿Y quiénes son estas personas neutrales? ¿Dónde están? ¿Cómo sabe él que es posible ser neutral acerca de la existencia de Dios? ¿Y cómo sabe él que estas personas son neutrales?
Además, si hay tantos Ateos y personas neutrales por ahí, entonces ¿Porqué las creencias
Cristianas son consideradas como «supuestos comunes» que, él afirma, es su tarea cuestionar como filósofo?
Él habla como si casi el cien por ciento de la población humana afirmara sus premisas esenciales, mas si es así, esto hace que sus premisas sean mucho más comunes. Pero entonces, ¿No debería él comenzar por cuestionar aquellos supuestos comunes, en vez de los supuestos Cristianos, que ahora, después de todo, no parecen tan comunes? He incluso si hubieran tales cosas como «puntos de partida neutrales», ¿Porqué ellos están exentos de ser examinados críticamente? ¿No son estos mucho más peligrosos, debido a que son tan comunes y aparentemente neutrales, y tan fácilmente pasados por alto?
Afirmar que uno debiera argumentar desde puntos de partida neutrales conlleva otro problema, a saber, podemos preguntar si el punto de vista de alguien sobre la neutralidad es neutral. Para Sinnott-Armstrong, ser «neutral» es “no estar comprometido de antemano» (al menos con respecto del tema del debate en curso), pero ¿Es él neutro sobre la neutralidad, o esta «comprometido de antemano” con la neutralidad? Si él esta «comprometido de antemano” con la neutralidad, entonces ¿Porqué deberíamos confiar en él cuándo habla acerca de la neutralidad?
Si hago este el punto principal del debate – es decir, si propongo discutir acerca de si debiéramos ser neutrales sobre la neutralidad, y si propongo primero establecer este asunto como una previa condición lógica necesaria para el debate sobre la existencia de Dios – entonces ¿Podrá Sinnott-Armstrong apelar a los puntos de partida neutrales otra vez para fundamentar su preferencia por los puntos de partida neutrales? Es decir, ¿Apelará a los supuestos comunes de las personas que son neutrales (no «comprometidos de antemano») sobre la neutralidad (si existe tal gente) para argumentar por su preferencia por la neutralidad?
De acuerdo a su parámetro, debiese encontrar gente que sea neutra sobre la neutralidad, luego descubrir lo que esta gente cree acerca de cosas que sean relevantes a la neutralidad, y luego usar estas creencias como supuestos puntos de partida neutros para abogar por su preferencia por puntos de partida neutrales. ¿Pero sabes que pasa después de esto? Propondré que como una precondición necesaria y lógica al debate sobre ser neutros hacia la neutralidad, primero discutamos sobre si aquellos que son neutros hacia la neutralidad son neutros sobre ser neutros hacia la neutralidad, etc. Esto provoca un retroceso infinito, y esto también significa que Sinnott-Armstrong no tiene ningún derecho racional a sus supuestos puntos de partida neutrales al debatir sobre la existencia de Dios en primer lugar.
¡Mira cuán lejos ha caído la raza humana, para que alguien pueda ser tan estúpido! Como todos eruditos No Cristianos, Sinnott-Armstrong es un fraude intelectual. Él se hace pasar por un filósofo profesional, y clama ser alguien que examina los supuestos detrás de las creencias de la gente. Sin embargo, en puntos esenciales de sus argumentos, recurre a la intuición subjetiva, al sentido común, y a la opinión popular. ¿Profesor de filosofía? Yo no confiaría en él para enseñar debate ni en primaria. Estaría mejor vagando por las calles y recogiendo latas de refresco – al menos así estaría llevando una vida honesta. ¿Dónde están los eruditos? ¿Dónde están los filósofos? ¿Dónde están los profesores de este mundo? ¿No ha hecho Dios picadillo intelectual con ellos? Podrías exclamar, “¡¿Qué?! ¿Se llama a sí mismo filósofo, y así es cómo argumenta? ¡¿Qué pasa con él?!” Ya lo dije anteriormente – él es un imbécil. Y recuerda, él es un entrenado y experimentado filósofo profesional, y no solo algún vagabundo borracho. Pero mientras continúe siendo un incrédulo y rechazando la sabiduría divina, todo lo que puede hacer es disfrazar su estupidez un poco. Aunque algunos filósofos puedan arreglar una presentación más cuidadosa, ninguno de ellos es racionalmente superior en la sustancia de sus argumentos. Si yo puedo demolerlos, ustedes también. Lo que necesitan es aprender a pensar bíblica y lógicamente, y ganar confianza en la superioridad de la sabiduría divina.
NO PUEDES LLEGAR HASTA ALLÍ DESDE AQUÍ
¿Por qué los No Cristianos piensan como Sinnott-Armstrong y creen que todavía practican el razonamiento válido? Es porque no pueden alcanzar sus conclusiones deseadas mediante inferencias necesarias, y por lo tanto simplemente se ponen de acuerdo entre ellos en redefinir el estándar de la argumentación racional en algo mucho menor, esto es, algo que es evidentemente inválido. El razonamiento «válido» es definido entonces por acuerdo, y no por necesidad lógica.
Anteriormente de su debate contra Craig, Sinnott-Armstrong escribe:
Si no nos es permitido alcanzar cualquier conclusión sin estar completamente seguros, entonces no podríamos alcanzar nunca cualquier conclusión sobre cualquier tema importante, ya que nunca podemos estar completamente seguros acerca de cualquier asunto importante (al menos si es polémico). La demanda de la certeza conduce a la ignorancia y la pasividad7,
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7 Ibíd., p. 95.
Esta es una admisión significativa. Él reconoce que «nunca puede estar completamente seguro acerca de cualquier asunto importante».8 Es decir las conclusiones de sus argumentos nunca son alcanzadas por inferencias necesarias desde las premisas, sino por saltos lógicos, y esto es lo que hace sus conclusiones «inciertas», o como yo diría, inválidas e irracionales, para ser descartadas en el debate racional.
Aunque él añade, «al menos si es polémico», esto no le ayuda en absoluto; más bien, esto confirma que él considera la validez y la certeza como directamente relacionados con el acuerdo, y no con la necesidad lógica. Lo que implica esto es que una conclusión es más
«cierta» mientras mas se este de acuerdo con ella y no sea polémica.; su certeza no es medida por el rigor lógico por el cual es alcanzado. Por otra parte ¡Más adelante él dice que un filósofo debe «cuestionar los supuestos comunes «!
Desde luego, algunos no Cristianos todavía insisten en definir el razonamiento válido mediante la necesidad lógica, pero entonces se enfrentan al problema de no ser capaces de formular argumentos válidos. Algunos de los que son conscientes de este dilema se rinden a la posibilidad de lograr conocimiento positivo sobre cualquier cosa, y se hacen Escépticos y Agnósticos. Sin embargo, como lo he demostrado en muchos lugares, no pueden lógicamente permanecer en estas posiciones, ya que el Escepticismo y el Agnosticismo se contradicen a sí mismos. Más bien, debiesen o adoptar la visión bíblica del mundo o volverse locos. La mayoría escoge lo último.
Sinnott-Armstrong se da cuenta de que lógicamente no puede establecer «nada importante»,9 y por lo tanto hace de la lógica y la certeza un tema puramente pragmático.
Es decir, dice que si debemos estar completamente seguros, entonces nunca alcanzaríamos ninguna conclusión sobre ningún tema importante. Entonces, en vez de decir, «Por lo tanto, nunca podremos alcanzar ninguna conclusión sobre ningún tema importante», él dice en efecto, «Pero queremos alcanzar algunas conclusiones cueste lo que cueste, por lo tanto solo cambiemos las reglas».
Esto es, «Si seguimos las reglas, entonces nunca llegaremos hasta allí; pero queremos llegar hasta allí, así que solamente hay que cambiar las reglas». Aunque lógicamente no pueda escapar del Escepticismo, se mantiene lejos del Escepticismo solamente porque no le gusta, y porque quiere conservar el derecho de hacer afirmaciones sobre varias cosas, incluso aunque no tenga tal derecho.
Los No Cristianos no solamente practican esta redefinición pragmática de la racionalidad, sino que activamente la enseñan. Nuevamente, somos conscientes que algunos No Cristianos todavía piensan que pueden establecer sus conclusiones por necesidad lógica, pero, en realidad, realmente no pueden. De hecho, ninguno de sus argumentos es racionalmente superior a los argumentos de Sinnott-Armstrong en sustancia. La diferencia es que rechazan admitirlo; esto es una clase diferente de auto-engaño de lo que la gente como Sinnott- Armstrong práctica. Por lo tanto, una de las cosas que deberíamos hacer cuando debatamos contra ellos es mostrar que sus argumentos son
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7 Ibíd., p. 95.
¡8 Él aplica el “nosotros» a todos nosotros, pero yo contestaría, «¡Hable por usted mismo! » Él no nos representa cuando nuestra visión del mundo y argumentos son diferentes de los de él e inmunes al problema.
9 Yo le recordaría al lector que él puede hablar sólo por sí mismo.
solamente una falacia. Sin embargo, ahora mismo estamos hablamos de aquellos No Cristianos (mucho más numeroso de lo que usted podría pensar) que admiten que no pueden establecer «nada importante» (yo diría «nada de nada») por necesidad lógica, pero que todavía desean considerarse a si mismos racionales, de modo que simplemente redefinen la racionalidad y el razonamiento válido.
A continuación, usaré a David Zarefsky como ejemplo. Entre sus numerosas referencias y logros, Zarefsky es profesor de Argumentación y Debate y profesor de Estudios de la Comunicación en la Universidad de Northwestern. Por lo tanto, como con Sinnott-Armstrong, que nadie se atreva a decir que he escogido deliberadamente a un espécimen inferior como ejemplo de la insensatez No Cristiana.
En su programa de estudios para un curso de argumentación, 10 él se refiere a la deducción y la inducción, y expresa su visión sobre la validez lógica en estos términos, de manera que sería provechoso definirlos brevemente, y examinar sus diferencias.
La deducción es el proceso de razonamiento por el cual la conclusión es inferida desde las premisas por necesidad lógica; por otra parte, la inducción es el proceso de razonamiento por el cual la conclusión no es inferida desde las premisas por necesidad lógica. En la deducción, la conclusión incluye sólo información que ya está contenida en y necesariamente implícita por las premisas; pero en la inducción, la conclusión incluye nueva información que no está contenida en y necesariamente implícita por las premisas.11
En otras palabras, un argumento inductivo nos da una conclusión que supuestamente, pero no necesariamente está implícita en las premisas. Por esta razón, la inducción es siempre una falacia formal; esto es, la conclusión nunca es certera, nunca es racionalmente establecida. De hecho, debido a que la conclusión no esta necesariamente implicada en las premisas, no hay forma de demostrar lógicamente que exista alguna relación necesaria entre la conclusión y las premisas.
Con lo anterior en mente, él escribe, «El razonamiento formal no es visto como el prototipo de argumentación en la erudición actual».12 Por «razonamiento formal» se refiere a la deducción, cuando «en realidad uno razona en forma silogística».13 Según su opinión, «La mayor parte de la argumentación no es representada por una forma en que la conclusión no contenga información nueva». 14 Pero no concluye como yo lo haría, «Por lo tanto, la mayor parte de la argumentación es falaz». En vez de eso, dice que la argumentación «involucra permitir a la audiencia moverse de lo que ya se sabe y se cree a alguna nueva posición», y «Este movimiento implica un salto de fe que aquel que argumenta busca justificar». 15
Continúa diciendo, «El juicio es necesario porque la prueba absoluta no es posible, aunque se deben hacer decisiones». 16 En otras palabras, la subjetividad es introducida en el proceso
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10 David Zarefsky, Argumentación: El Estudio del Razonamiento Eficaz, Parte 1 y Parte 2 (TheTeachingCompany, 2001).
11 Zarefsky está de acuerdo con estas definiciones (Argumentation, Parte 1, p. 13-15).
12 Parte 1, p. 15.
13 Ibíd.
14 Ibíd.
15 Ibíd.
16 Ibíd., p. 17.
debido a preocupaciones pragmáticas, es decir, porque «se deben hacer decisiones». Continua, «se busca el juicio al dar razones suficientes para que el oyente crítico se sienta justificado en aceptar la afirmación». 17 En vez de ser objetiva y lógicamente demostrada, la afirmación es «aceptada» si el oyente «siente» que esta justificada. Así para Zarefsky, «la adhesión del oyente crítico se convierte en el substituto de la prueba absoluta». En otras palabras, al darse cuenta que para ellos la deducción es poco realista y a menudo imposible, los filósofos No Cristianos han decidido abandonar la deducción, y han decidido, en cambio, confiar en juicios subjetivos hacia argumentos inductivos.
Pero entonces, esto quiere decir que todos sus argumentos son lógicamente inválidos. Zarefsky admite, «Aplicar el concepto de validez más allá de la lógica formal es difícil». 18 ¿Por qué? «Debido a que la afirmación no procede de la evidencia con certeza, no podemos decir que si la evidencia es verdad, la afirmación debe de ser verdadera». 19 Podemos preguntar, «Si esto no procede con certeza, ¿Procede entonces de alguna manera?» En cualquier caso, ¿qué es lo que hace él? ¿Escribe entonces, «Por lo tanto, debemos reconocer que nuestros argumentos son inválidos, y debemos ser honestos y admitir que nuestras conclusiones son meras opiniones subjetivas no racionales o aún irracionales y especulativas»?
¡De ningún modo! En vez de decir que todos sus argumentos de uso diario son inválidos dice, en efecto, «¡Vamos a redefinir la validez! ¡Convengamos en que aún nuestros saltos de fe son lógicamente válidos!»20 Usted podría decir, «Pero aún debemos ‘revisar el proceso de razonamiento’, 21 ¿O no?» «Desde luego», responde Zarefsky, «Esta función es alcanzada si nos enfocamos en la experiencia en vez de en la forma». 22 Esto es, en lugar de pensar en la validez como un asunto de inferencia necesaria, él propone que «Una tendencia general se desarrolla en el tiempo por ciertos patrones de razonamiento a fin de producir buenos o malos resultados».23 Como Sinnott-Armstrong, él hace del razonamiento un esfuerzo puramente pragmático en lugar de racional. Es también sugestivo que su curso se titule, «La Argumentación: El Estudio del Razonamiento Eficaz», mientras que si yo fuera a dar un curso sobre argumentación lo titularía en cambio, «La Argumentación: El Estudio de Inferencia Necesaria».
Como ve, los No Cristianos han desistido de la racionalidad, porque no pueden cumplir con sus demandas. A pesar de ello, quieren ir a través de los movimientos del razonamiento, y quieren considerarse a sí mismos racionales. Así que han redefinido la racionalidad como un asunto de convención en lugar de necesidad lógica. Ellos no pueden ir desde «aquí» hasta «allá», pero aun quieren llegar «allá», por lo tanto deciden solamente tomar un salto de fe. Si esto suena irracional e inválido, entonces solamente estarán de acuerdo en definirlo como racional y válido.
Por lo tanto, para ponerlo claramente, su estrategia es que, «Si no puedes llegar desde aquí hasta allá, simplemente haz trampa. Y si todos hacen trampas, entonces estaremos bien los unos con los otros. Aunque nuestras
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17 Ibid.
18 Part 2, p. 8.
19 Ibid.
20 Ibid., p. 8-10. 2
21 Ibid., p. 8.
22 Ibid., p. 9.
23 Ibid.
conclusiones hayan sido alcanzadas mediante saltos de fe, todavía nos gustaría seguir pensando de nosotros mismos como racionales, por lo tanto solamente convengamos en que somos racionales cueste lo que cueste». En otras palabras, esto es racionalidad por convención o por pura fantasía, y no por necesidad lógica o inferencia necesaria.
Podrías exclamar, «¡¿Qué?! ¿Son estúpidos o que?» Sí, son estúpidos, y estos son los mismos imbéciles que atacan tu fe y te llaman irracional. Están desesperados y son deshonestos.
Encuentran imposible permanecer racionales aparte de la confianza en la revelación de Dios, pero rechazan admitirlo. El acercamiento pragmático se deriva de la comprensión de que no pueden llegar a las conclusiones que desean demostrar mediante deducción, porque dadas sus epistemologías No Cristianas, sería imposible comenzar por premisas que se justifiquen a sí mismas desde las cuales podrían deducir conclusiones verdaderas por medio de necesidad lógica. Y aun cuando hay todavía algunos No Cristianos que intentan vivir de acuerdo con el estándar de la deducción, no pueden hacerlo sobre la base de sus epistemologías y primeros principios No Cristianos. Por lo tanto, por donde sea, nosotros ganamos.
CRISTO NUESTRA RAZÓN, LA RAZÓN NUESTRA ARMA
La Biblia nos dice que Cristo es el Logos de Dios – es decir, Él es la Palabra, la Sabiduría, la Lógica, o la Razón de Dios (Juan 1:1). Por lo tanto, cualquiera que rechace a Cristo rechaza la Razón misma. Aquellos que atacan al Cristianismo hacen guerra contra la Razón; por lo tanto, que no se diga nuevamente que los Incrédulos usan la razón o la lógica para desafiar Al Cristianismo – eso nunca sucede. Más bien, la estrategia de ellos es atacar nuestra fe con afirmaciones y especulaciones irracionales e injustificadas. Por otra parte, Cristo es nuestro Campeón, y la Escritura/Razón es nuestra arma.
Los No Cristianos afirmaran que la Razón les pertenece, y esto confunde a muchos Cristianos mal informados. Pero como he ilustrado antes, aunque intenten sostener la Roca de la Razón sobre sus propios hombros, y la proclamen como su Dios y a ellos como sus siervos, no pueden aguantar sus demandas, y en última instancia la Razón los asfixiará y aplastará. Ellos se deslizan bajo ella y tratan de excusarse y redefinirla. Entonces, se les ocurre la idea de que pueden remendar juntos una gran bola de estiércol y llamar a eso Razón y Lógica – ¡es mucho más ligera, y seguramente nadie lo notaría! Pero el apologista bíblico les aplastará tanto a ellos como a su bola de estiércol con la Roca de la Razón, de la que han intentado escaparse arduamente.
He usado a Sinnott-Armstrong y Zarefsky sólo como ejemplos, pero todos los demás pensadores No Cristianos son mentalmente débiles al igual que ellos. Ya sea Michael Martin, Kai Nielsen, o algún otro No Cristiano en el pasado o en el presente, no hay diferencia alguna. Su irracionalidad está necesariamente conectada con su rechazo de la cosmovisión bíblica; cualquiera que juegue en el estiércol apestará. Y ya que su forma de argumentación no es simplemente practicada de manera desconocida, sino deliberada y sistemáticamente enseñada a sus estudiantes, las futuras generaciones de No Cristianos solo pueden ir de mal en peor.
Esto nos lleva a un punto importante anteriormente mencionado. ¿Pueden incluso los niños derrotar a estos profesores No Cristianos en debate? Ciertamente podrán, si son correctamente entrenados por sus padres y pastores. Dios ya ha hecho a los incrédulos tontos (1 Corintios 1:20), y se deleita en utilizar lo humilde para humillar al orgulloso (vs. 28).
Aunque todos deberíamos participar ¿quién mejor para avergonzar a los eruditos No Cristianos que los niños, el discapacitado mental y el inculto? Pero para tener éxito, deben abrazar a Cristo como su Razón y deben afirmar toda la Escritura como la revelación de Dios. Así que deben ser correctamente enseñados.
Padres, enseñen a sus hijos teología sistemática y apologética bíblica. Deberían comenzar en cuanto ellos comiencen a entender la lengua. Entrénenlos para pensar bíblica y lógicamente.
Desde el comienzo de sus vidas, enséñenles a estimar lo que Dios estima, y a despreciar lo que Dios desprecia.
Pastores, prediquen sobre la insensatez de los incrédulos – ¡expónganlos! Úsenlos como ejemplos públicos y muéstrenle a su gente como demolerlos racionalmente y reducirlos a nada.
Encontrarán los peores argumentos incluso en sus mejores trabajos. Imparta en su gente la habilidad, el conocimiento, y la confianza que ellos necesitan para abordar a los incrédulos y ganar. Nuestro objetivo es la humillación y aniquilación total de la erudición No Cristiana; nuestro objetivo es de golpear su espalda y aplastar su cabeza con la Razón hasta que se inclinen ante el trono de Cristo. Para hacer esto, debemos trabajar para levantar un ejército de apologistas bíblicos, capaces de demoler a cualquier No Cristiano en debate de manera inmediata.
Desde luego, algunos de ustedes aun están vacilantes; todavía están encadenados al estándar del discurso y decoro social que los No Cristianos han impuesto sobre ustedes.24
Esto es un mecanismo de defensa que ellos han instalado en sus mentes para protegerse contra la Razón.
¡Dejen de ser estúpidos! ¡Dejen de ser débiles! Dejen de adular y fantasear con aquello que Dios ha condenado. En cambio, pónganse en línea con el método y tono de la proclamación y defensa evangélica. Levántense y tomen su lugar en el ejército de Dios, y peleen por su causa.
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24 Ver Vincent Cheung, «Un Idiota por Cualquier Otro Nombre. «
https://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/