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SOBRE EL “LIBRE-ALBEDRÍO” 

  Vincent Cheung

Traducción: Raul Loyola Román

En primer lugar, es imposible para seres finitos tener libre albedrío. Si pensamos en el ejercicio de la voluntad como el movimiento de la mente hacia una dirección determinada, surge la pregunta en cuanto, a lo que mueve la mente, y por qué la mueve hacia donde se mueve.

Incluso si asumimos que la mente puede moverse por sí misma, se encuentra todavía  la pregunta de el por qué ella se mueve a una dirección dada, es decir, ¿por qué elige un opción  en vez de otra . Si se traza el movimiento y la dirección de la mente a factores externos a la propia mente – factores que se inculcan sobre la conciencia vistos desde fuera, y por lo tanto influenciando o determinando la decisión – ¿entonces cómo este movimiento de la mente es libre?

Por otro lado , si se apunta la causa  a las propensiones innatas de la  persona , entonces tal movimiento de la mente también no es libre , ya que estas inclinaciones incorporadas ,no fueron libremente elegidas ( es decir, sin influencias externas ) por la primera persona en primer lugar , sin embargo determinan las decisiones que él toma . Si las decisiones de una persona son determinadas por una mezcla de propensiones innatas y las influencias externas, hace que ella no tiene libre albedrío. Si la mente toma decisiones basadas en factores, causas e influencias no elegidas por la misma mente, entonces estas decisiones no son libres. Un que  podemos afirmar que el hombre tiene una voluntad , por lo que la mente puede realmente moverse a diferentes opciones, la facultad y la razón para tal movimiento nunca es determinado por la mente en si misma, sino por alguna otra cosa que no ella misma ( en este caso , Dios ) .

 

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DEL LIBRE ALBEDRÍO

– GORDON CLARK HADDON –

 

Traducción: Raul Loyola Román 

 

Sección I. Dios ha dotado la voluntad del hombre de tal libertad natural, que ni es obligado para bien o para mal, ni es determinada por cualquier necesidad absoluta de su natureza.1 Ref. Jas 1:14, Deuteronomio 30:19, Juan 5:40, Mateo 17:12, Hechos 7:51, Santiago 4:7.
 
Cuando una discusión se torna acalorada, hay dos explicaciones posibles:

En primer lugar, ella puede indicar que el tema es de gran importancia. En este libro en la Confesión de Fe de Westminster, cada capítulo hasta el momento ha sido muy importante, y el libre albedrío también es un asunto importante, aunque no sea tanto como el capítulo anterior sobre Cristo, el Mediador. Segunda la discusión acalorada  indica que las discusiones no se concluyeron. Cuando las personas involucradas descuidan las distinciones esenciales y continúan con la discusión más allá de sus posibilidades, puédase  proseguir sin llegar a buen término y sin conclusión. Esto es a menudo el caso en los debates sobre el libre albedrío. Por esta
razón, sería aconsejable comprobar exactamente lo que dice la Confesión.

Dios ha dotado la voluntad del hombre de tal libertad natural, que ni es obligado para el  bien o para mal, ni se determina por cualquier necesidad absoluta de su naturaleza. Pero, ¿qué significa en la confesión el término «libertad natural»? ¿Los presbiterianos afirman lo mismo que lo romanistas o arminianos, al decir que el hombre es libre? ¿Hay varios conceptos de la libertad?

Sí, existen diversos conceptos de libertad, y algunos de ellos  tienen poco que ver con este tema. Por ejemplo, decimo  hoy que los ciudadanos de EE.UU.son hombres libres, y que las víctimas de los gobiernos comunistas no lo son. La libertad, en este caso tiene sentido político y económico, pero eso no nos interesa aquí. Reinhold Niebuhr en [la fe y de la historia] escribe varias páginas sobre la libertad, pero ninguno menciona el tema de la libre agencia.
En estrecha relación con el libre albedrío esta  la cuestión de la voluntad humana ser libre o no del intelecto. Los teólogos del pasado discutieron este tema extensamente. SIN EMBARGO, LA CONFESIÓN NO INFIERE QUE LA VOLUNTAD ES LA LIBERTAD DEL INTELECTO. Calvino, por ejemplo, afirmó que «el intelecto gobierna la voluntad”. Charles Hodge dijo: «la voluntad [del hombre] está sujeto a la razón.»
Robert J. Breckenridge enseñó que nuestro diseño primario de voluntad  incluye su dirección por la inteligencia. La teología detrás de todo esto puede

1 Todas las referencias de la CFW fueron retiradas de la 17 ª. Edición, publicada en 2001 por Editorial Cultura Cristiana.
 

Parecer un poco complicada, mas la cuestión fue mencionado sólo para demostrar que Presbiterianos no conciben la libertad del intelecto, cuando afirman el  concepto de libertad.

Entonces, ¿Qué es lo que la confesión quiere decir «libertad natural de la voluntad»? La restante de la sección citada responde esta pregunta tan bien  así como dos líneas podría hacerlo. La voluntad del hombre «no es forzada ni para bien ni para mal, ni se determina por ninguna necesidad absoluta de su naturaleza”. Estas palabras fueron escritas para repudiar las filosofías que explican conducta humana en términos de ley psicoquímica. Aunque los teólogos Westminster no conociesen el conductismo del siglo XX, de Spinoza, Probablemente conocían Thomas Hobbes, y sin duda conocían las antiguas  teorías materialistas. La Confesión niega que la conducta del hombre sea  determinados por  fuerzas inanimadas. El hombre no es una máquina, sus movimientos no pueden ser descrito por ecuaciones matemáticas como los movimientos de los planetas. Sus esperanzas, sus planes y actividades no son controlados por condiciones físicas. El No está determinado por ninguna  necesidad absoluta de naturaleza.

La libertad de la voluntad ha sido siempre un asunto de interés y debate
vigoroso. En el siglo siguiente la composición de la Confesión, el doctor. Whitby, un Arminiano de gran erudición, atacó la posición calvinista, con el argumento a favor con un tipo diferente de libre albedrío. Se registró que el dr. Whitby parecía tan convincente que los calvinistas fueron acusados ​​de no ser capaz de responderla. En este contexto, John Gill, ministro bautista, mencionado anteriormente  había escrito [La causa de Dios y la verdad]. En el capítulo V de la Parte III de su libro el presenta extensos argumentos sobre el tema. Aunque John Gill, en su respuesta a Whitby, ha examinado el determinismo materialista de Thomas Hobbes, y también el  llamado fatalismo de los antiguos estoicos, la cuestión más importante, del punto de vista de la salvación, es el uso de la alegada  libertad de la voluntad contra el pecado. Los Arminianos ciertamente concordaron con los calvinistas en el rechazo el materialismo, mecanismo,  naturalismo y el conductismo. La diferencia entre los
dos tipos de teología se refiere a la libertad para no pecar,  obedecer la ley Dios, y actuar en contra de los decretos divinos. ¿El hombre podría desear obedecer los Diez Mandamientos? Estas y otras cuestiones serán tratadas en las siguientes secciones.

  II. El hombre, en su estado de inocencia, tenía libertad y poder de querer y hacer aquello que es bueno y agradable y agradable a Dios, de suerte que pudiese caer de esa libertad y poder.Ref. Ec 7:29,  Colosenses 3:10, Génesis 1:26, 2:16, 3:06 y 17.

 III. El hombre al caer en un estado de pecado, pierde por completo todo el poder de voluntad de cuanto y cualquier bien espiritual que acompañe a la salvación: de suerte que  el hombre natural, totalmente opuesto a ese bien, y muertos en el pecado, es incapaz, por su propio poder, convertirse, o el mismo prepararse para eso.

Ref. Rom 5:6, 8:7, 8, Juan 15:5, Romanos 3:9, 10, 12, 23, Efesios 2:1, 5, Colosenses 2:13, Juan 6:44, 65;
1 Corintios 2:14, Tito 3:3-5.

IV. Cuando Dios convierte a un pecador y lo transfiere al estado de gracia, Él lo liberta de su natural esclavitud al pecado, y solamente por su gracia, lo habilita  a  querer y hacer con toda libertad lo que es espiritualmente bueno, pero de tal manera que, a causa de la corrupción aún existente  en él, el pecador no hace el bien perfectamente, ni desea someterse a lo que es bueno, mas también lo que es malo.
 
Ref. Col. 1:13, Juan 8:34, 36; Filipenses 2:13, Romanos 6:18, 22, Gálatas 5:17, Romanos 7:15, 21-23, 1 Juan 1:8, 10.

V. Es el estado de gloria de la voluntad del  hombre se torna perfecto e inmutablemente libre para un bien solamente.
Ref. Efesios 4:13, Judas 24, 1 Juan 3:2

Puede parecer que hay una brecha entre las secciones I y II de este capítulo, porque no hay nada dicho  a favor o en contra de la libertad del hombre y su capacidad para actuar contra Los decretos de Dios.

Esta laguna  se debe a que el capítulo «de los decretos eternos
de Dios «ya respondió definitivamente a esta cuestión. No era necesario repetirlo  en la confesión. Aquí, sin embargo, PERMÍTAME RECORDARLE QUE EL HECHO DE QUE HOMBRE SEA LIBRE DE LEY  PSICOQUÍMICA  NO IMPLICA  SU LIBERTAD DE DECRETO DE DIOS. LOS DOS TIPOS DE LIBERTAD SON LÓGICAMENTE DISTINTOS.

Por otra parte, nadie puede acusar a la Confesión de ir más allá de la Biblia o imponer a los que lo que no existe. La Biblia es tan clara como la confesión, mediante de ejemplos mucho mas específicos; en esos ejemplo e nítido el control de Dios, sobre la voluntad humana

El primer ejemplo, interesante, aunque desconocido, se encuentra en Éxodo 34:24: « Porque yo arrojaré a las naciones de tu presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces en el año.. « Dios ha ordenado que los hombres de Israel compareciesen ante El tres veces al año. Esto daría ocasión a  los enemigos de  Israel, en una excelente oportunidad para atacar. Por lo tanto, para responder a objeción no verbalizada, el Señor de inmediato aseguró a los israelitas que los enemigos no tendrían el deseo de atacar durante estos períodos. Como esto podría acontecer, a menos que Señor controlase la voluntad de los pagano?

En el capítulo III, el pasaje de 2 Samuel 17:14, en referencia a Dios para traer el mal sobre  Absalón por medio del consejo infeliz de Husai fue usado para demostrar que Dios predestinó todos los eventos. Una vez más, hacemos hincapié en que predestina no sólo los acontecimientos externos y visibles, sino también las opciones y decisiones humanas. Absalón hizo su elección, porque Dios le hizo optar escoger  ese camino.

Del modo similar, en 2 Crónicas 10:15.2 Dios hizo a  Roboam seguir el consejo malo para cumplir su promesa de Jeroboam.

Más conocido que estos casos son las

palabras de Pablo en Filipenses 2:12,13: «ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,  porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. “Ciertamente nosotros desenvolvemos nuestra salvación y deseamos hacerlo. Más todas estas opciones fueron determinadas por Dios que actúa en nosotros de acuerdo a su buena voluntad.

Como no podía ser de otra manera? A menos que Dios «gobierne todas las acciones de todas las cosas «como la Confesión dice que» todos los sus criaturas y todas sus acciones «, como dice [Breve] Catecismo [respuesta no.] 11, Él no seria omnipotente y no podría garantizar el cumplimiento de profecías. El hombre, de hecho, tiene libertad, opuesto a la naturaleza, que no es
                                                 
2 «El rey, por lo tanto, no escucho al pueblo, porque venía de Dios, para que el el Señor confirmase  la palabra que había dicho por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat. »

Reconocida por la filosofía materialista, pero los cristianos no deben apoyar esta libertad en detrimento de la omnipotencia y la gracia de Dios.

Con esto bien definido, podemos volver a la relación entre la libertad y el pecado. La sección II establece que antes de la caída, Adán estaba dotado de libertad y capacidad para agradar a Dios. Esta afirmación por sí misma no causa ninguna dificultad.El punto de desacuerdo entre los romanistas, los arminianos y calvinistas
es la profundidad del pecado y de la extencion de sus resultados. Los dos primeros grupos no tienen el pecado tan en serio como los calvinistas. En la sección III de la diferencias están diseñados especialmente con referencia a romanismo, y este siglo [XX] su contraste con la modernidad es aún más notable.

El punto de la sección II es la pérdida de la capacidad adánica de desear el bien-  perdido en la caída. A partir de ese momento el hombre se ha convertido en incapaz de querer «algún bien espiritual que acompañe a la salvación”. De hecho, un el hombre puede desear ser honesto, mantener a su familia, sustentar su familia, desempeñase sus muchas obligaciones como ciudadano, pero estas no son cosas buenas espiritualmente y no tienen nada que ver con la salvación. Por otra parte, el hombre no puede desear ser salvo. El No se puede convertir o prepararse para la conversión. La sencilla razón es la muerte de pecado.

La sección IV describe una nueva capacidad recibida por el hombre en la conversión. Pero primero, una palabra debería ser dicha acerca de la conversión, o más  particularmente sobre  la regeneración. Debe hacerse hincapié en que  la regeneración no es un acto de libre albedrío. Cualquier intento de explicar el nuevo nacimiento como un acto de voluntad, haría al hombre su propio salvador. Porque el Nuevo Testamento usaría la metáfora del nacimiento, si no para  excluir todo el poder de acción de los no nacidos? No es necesario  descansar en la inferencia extraído de la metáfora. En lenguaje inequívoco, Juan 1:13 declara que el Los hijos de Dios no son engendrados de sangre (es decir, no por herencia física), ni de
voluntad de la carne, ni voluntad del hombre. Cualquiera que sea la distinción entre la voluntad de la carne (¿impulso físico?) y la voluntad del hombre (¿ deseo de ser hijo de Dios?), el término es tan amplio que se opone a cualquier acción de la voluntad humana de regeneración. Se trata de un acto divino.

Sin embargo, cuando Dios regenera, revive y  convierte al pecador, Él lo libera de la esclavitud natural de pecado. Aunque esta libertad no está al principio completa – santificación inmediata – sin embargo, Dios permite que el cristiano regenerado desee hacer algún bien espiritual. El dominio del pecado fue roto, comenzó el proceso de limpieza y el convertido invariablemente crecerá en  gracia.

La santificación completa, la erradicación total del pecado, espera para la glorificación.

EN EL CIELO NOS REGOCIJAREMOS  PORQUE NO TUVIMOS LIBRE albedrío – en el sentido Arminiano de poder haber la elección contraria. En el cielo  habrá una tipo de cosa que con certeza no desearemos hacer: el pecar.

Como en toda historia de la iglesia del debate sobre el libre albedrío es tan vívido y exaltado, parece sensato concluir este capítulo con un par de párrafos explicando acerca de algunos malentendidos que socavan el debate.

Hay tres fuentes principales de confusión en las discusiones sobre el libre albedrío.
-En primer lugar, permitese el debate, sin definir los términos clave,

-en segundo lugar, presume  la validez de algunas de las implicaciones que son realmente engañosas;

-tercero, existe (sobre todo en esta discusión teológica) la tentación de dejar de lado las declaraciones bíblicas y dependen de la filosofía no-inspirada, el sentido común y las hipótesis apresuradas.

Cuando El primer malentendido acerca de la definición de los términos: la definición arminiana3 del libre albedrío se asocia con el sentido común. La idea es que en cualquier situación – con todas las condiciones y los factores llevados en contra- el hombre puede fácilmente optar por «esto» o por «aquello». Se supone que el acto de voluntad no influirá en la elección, es decir, la voluntad no  es determinada. Esta idea se llama «poder de decisión contraria», y también «libertad de indiferencia.» Esta definición arminiana  tiene el mérito de por lo menos ser directa. La pregunta es si los hombres pueden o  no, querer, desear, o escoger “esto” tan fácilmente como “aquello”

Pensando en la declaración anterior, casi todas las personas que llegaron a la  conclusión de  esta descripción sobrestima la libertad humana.  La Civilización en que nacemos (chino, africano o americano) hace que el deseo de realizar algunas de las cosas, y no al revés, si no imposible, por lo menos extremadamente difícil. En la sociedad norteamericana, la formación cristiana recibida en la juventud
por la persona lo vuelve más difícil para que ella elija a robar en vez de ser honesto.
Infeliz y, a veces, por fortuna, la educación y la formación pueden desempeñar una poder causativo en la  a voluntad. Extraño sería si nuestro carácter  y todos los factores habituales de la vida
no tuvieran efecto sobre nuestras elecciones. Más extraño aún fue la gracia Divina  y el poder del pecado no tuviesen ningún  efecto sobre nosotros. Si Dios no hace puede controlar la voluntad humana y dispusiese a obedecerle, estaríamos en problemas, y Dios no sería soberano. Se ha demostrado previamente que el poder del pecado encarcela  la voluntad, de forma  que el hombre no-regenerado no busca a Dios (Romanos 3:11), ni se sujeta a las leyes (Romanos 8:7). Parece claro, por tanto, que el hombre no tiene libre albedrío con el fin de ser capaz de hacer una elección contraria.

 La segunda causa de confusión es la aceptación de la validez de las implicaciones engañosas.

Algunas personas saltan a la conclusión de que si la voluntad no es libre, el hombre no tiene voluntad. Para ellos «sin libre albedrío» significa »  sin voluntad y elección. » Sin embargo, estas implicaciones descasan en  una lógica imposible.
La pregunta no es si el hombre tiene voluntad, más si la voluntad humana y decisiones que toma son el resultado de las condiciones anteriores, como la educación en la infancia, el poder del pecado y la gracia de Dios. Ciertamente que deseamos y escogemos, mas es Dios que obra en nosotros de acuerdo a su buena voluntad.
Otra falacia comúnmente sustentada es, a menos que la voluntad sea libre, el hombre no es responsable por lo que hace. Este error, como precedente, contiene una lógica absurda, sino que también depende de la ignorancia bíblica. La Escritura indica en varios pasajes la base para la responsabilidad: no es  el libre albedrio.

Considere la posibilidad estos tres textos.

En Juan 15:22 dice: » Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. » Lucas 12:47, 48 dice:

“Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que Mucho se le haya confiado, más se le pedirá.

 “En los dos pasajes, el conocimiento es la base de la responsabilidad. El tercer pasaje es Daniel 5:22; donde leemos: «Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto;. » Hay otros pasajes, incluido el primer capítulo de Romanos, pero son suficientes por ahora.

3 El movimiento protestante que surgió en la Reforma, divididos en tres grupos principales: luteranos, reformados (Que incluye las iglesias Presbiteriana) y arminianos (identificado principalmente con las iglesias metodistas).

El párrafo anterior se superpone y anticipa la tercera fuente de malentendidos en la discusión de la voluntad. La fuente es la dependencia en el sentido común en lugar de Buscar en las Escrituras.

 La Biblia nunca menciona  realmente el libre albedrío, lo  habría hecho si el libre albedrío fuera tan importante como los Arminianos creen. La única referencia a la libre albedrio en la Biblia son las ofertas «voluntarias» .4  Ellas No tienen ninguna relación con la cuestión examinada aquí.

Ofertas voluntarias  complementan las establecidas por ley. Después de que alguien ha hecho todas las ofertas prescritas por ley, esa persona podría, en señal de gratitud, ofrecer algo más. Pero esto no tiene nada que ver con la cuestión con la libertad de indiferencia, o » poder de elección contraria,» el poder causativo del intelecto sobre la voluntad, la influencia de la civilización, o cualquier otra cosa perteneciente a discusión.

Está fuera de toda duda que la confesión registra correctamente el concepto de Reformada protestantes. En el capítulo «De Providencia» se hizo una cita de Jerónimo Zânquio. El pasaje continúa como sigue:

Nadie que diga que conoce en cierto grado las obras de Lutero puede negar que se trataba de su doctrina, particularmente en lo que respecta al tratado De servo Arbitrio [El libre albedrío, un esclavo] […] Entre otras cosas, el demuestra que «todo
lo que hombre hace, él lo hace necesariamente, aunque no con alguna coacción sensible. Podemos hacer solamente lo que Dios, desde la eternidad, deseo y previo que haríamos, la voluntad de Dios tiene que ser eficaz y su previsión exacta
«[…], y agregó:» como que  por relámpago, el libre albedrío del hombre es destronado y destruido”.

Por último, repitiendo lo que es obvio: la Biblia enseña que el hombre posee voluntad, hace elecciones y es responsable de ellas, nada escrito aquí contradice este hecho.
 
  Fuente: ¿Qué creen los presbiterianos, Presbiteriana y Reformada

Publishing Co., pág. 105-12.
 
Sobre el autor: Gordon Clark Haddon (08/31/1902 hasta 09/04/1985), el filósofo
y el teólogo calvinista norteamericano, fue el primer defensor de la idea presuposicional apologética y Presidente, Departamento de Filosofía Butler University durante 28 años. Especialista en Filosofía de pre- Socrático y  antigua, se hizo conocido por la defensa rigurosa de realismo platónico contra todas las formas del empirismo y la afirmación de que la verdad es proposicional y la aplicación de las leyes de la lógica.