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FELICIDAD

GORDON CLARK

Traducción: Raul Loyola R.

 

«Felicidad» (eudamonia, de donde se deriva eudemonismo2) es el término utilizado por Aristóteles para describir el objetivo de la vida. Esto es  un fin en sí mismo, no un medio para otra cosa: » honor,  placer,  inteligencia y todas las demás formas de excelencia, a pesar de que elijamos por sí mismos… Las elegimos por causa de la felicidad… Pero nadie escoge la felicidad, buscando diversas formas de honor o placer, o como un medio para algo más allá de sí misma «(Ética a Nicómaco, I, vii, 1097b1-6). Aunque el término «felicidad» parece designar un solo propósito, que en realidad se compone de varias partes, todas necesarias. Hay dos factores que son voluntariamente acogidos es aquello que es virtuoso y la actividad racional.

Las virtudes son el coraje, la templanza, liberalidad, y así sucesivamente. La actividad racional es un tema de estudiar, física, metafísica, etc. La razón es que estas son funciones del hombre como hombre. El propósito de una flauta es   producir música, el propósito un pez es producir peces, un propósito de un zapatero es producir zapatos, pero el propósito del hombre como hombre es vivir virtuosa  y racionalmente.

También hay algunos factores involuntarios en la felicidad. Una vida de tragedia o desgracia (aunque inmerecido) no es una vida feliz. Tampoco puede un hombre ser llamado feliz si es si hijo el que sufre una tragedia. 
Por lo tanto, es imposible saber si un hombre es feliz, hasta que el muera .  la Ética de Agustín fue también el eudemonismo. La buena vida es una vida de felicidad (beatitudo, beatitas, ambos términos acuñados por Cicerón.) 
Todos los hombres desean la felicidad (De Trinitate, X, V, 7). «Nadie vive como lo  desearía, a menos que sea feliz» (De Civitas Dei, XIV, 25).

Pero Agustín no menos preciaría  las virtudes como el coraje y la templanza, ni despreciaría  del pensamiento racional. De hecho, nadie puede ser feliz sin el conocimiento de la verdad. Aquí hay una similitud con Aristóteles. Pero Agustín sustituye el secularismo de Aristóteles por el contenido cristiano. Dios es la verdad y conocer a Dios es la verdadera sabiduría. Por lo tanto, la felicidad que  Agustín recomienda se convierte en beatitud o bienaventuranza.

De manera más explícita: La sabiduría no es conocimiento de algún dios pagano, ni siquiera el primer principio de Spinoza. Tener sabiduría es tener a Cristo.

Cristo es la verdad, Cristo es la sabiduría de Dios. Una razón para hacer de esta realidad el objetivo de nuestros esfuerzos es que nos si amamos  lo podemos perder, no podemos ser felices. Pero Dios, Cristo, y la verdad son inmutables, y si  tenemos esto, nuestra bienaventuranza es permanente. El eudemonismo por lo tanto, no puede confundirse con el hedonismo, como se hace a veces por ignorancia, los dos forman un contraste.

 

*Fuente: Ensayos sobre la ética y la política, Gordon Clark, Trinity Foundation, p
109-110