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ATRAPADO EN SU PROPIA TRAMPA

J. Fernandes Isah.

-Traduccion: Raul Loyola R.

 

Estoy leyendo «Confesiones» de Agustín de Hipona [1], y, de vez en cuando, me encuentro con algunas declaraciones contradictorias del autor. Esto no es para desacreditar el trabajo, ni estoy loco por hacerlo. El libro es más que bueno, es genial! Pero contaminado por la idea extra bíblica del libre albedrío, o el intento defender a Dios de los ataques enemigos, de aquellos que quieren desacreditarlo a causa de la existencia del mal, o incluso aquellos que insisten en mantener sus «esquemas» conceptuales y doctrinarios a toda costa, él dice: «Porque yo no sabía que el mal es apenas privación del bien, esta privación que llega a la nada absoluto» [2].

Esta última afirmación no me convenció. El mal no puede ser nada absoluto, ni nada absoluto nada, dan lugar a mal absoluto. La «nada» nada puede crear, ni da lugar a efecto alguno siendo causa de cualquier cosa, incluso si un «nada» mayor o menor que nada. Es lo que es: nada, y más nada.

Del mismo modo, decir que el mal es la privación del bien, implica que él puede ser auto-creado y existir fortuitamente. Resulta que si el bien es proveniente de Dios, el mal es proveniente de qué? De ausencia de Dios? Pero Dios estaría ausente de algún lugar? ¿Podría haber algún espacio donde Él no está presente? Donde su conocimiento no alcance? ¿Había algo posible de existir contrario a la mente divina? ¿Una especie de «poder» o «fuerza» que permanecería ajeno a El? Puede haber algo de oculto en la creación, donde Dios lo dejó a su propia suerte, abandonando a la personalidad que no sólo creó pero sostiene todas las cosas, a la impersonalidad de negligenciarla u omitirse [deísmo]? Puede haber algo que se sustente por su propia voluntad? 

La Biblia dice que todo, absolutamente todo, es sutentado por el poder de la palabra, que es Cristo. Por él todas las cosas fueron creadas, existen y subsisten [Colosenses 1:15-17, Hebreos 11,3] . Por lo tanto, me parece ilógica esa demanda, a menos que ella tenga un carácter simbólico, en sentido figurado, sea una metáfora, pero para que eso suceda, no se puede usar las palabras «mal» y «bien » como Agustín los utiliza. Los términos usados son los conocidos como definidos semánticamente.

Todas las cosas ha hecho el SEÑOR por sí mismo, y aun al impío para el día malo. [ Prov 16,04 ] . Si fueron creados con este propósito, el mal que ellos practican, lo fue también. Luego Dios los creó objetivamente y determinadamente de manera decisiva, en cumplimiento de sus Santos y perfectos designios. 
Decir que el mal es la ausencia del bien, y que eso sea nada absoluto, representa decir que no existe, ni es practicado, ni produce los fines para los que el Señor lo creó.
Sería sólo una ilusión, producto de la mente, como unas ciertas religiones dicen ¿O, de alguna manera, Dios fue impedido o incapaz de mantener el bien en la esfera que el mal actuaba? Lo que daría lugar a la idea peligrosa y maligna que Dios pudo haber sido cogido por sorpresa, o no ser el Todopoderoso, como afirma la Escritura. En muchos sentidos, veo serios problemas para mantener la doctrina de la soberanía, la omnisciencia, la omnipotencia, la santidad y la perfección divina cuando el mal parece estar colocado en una categoría «extra» Dios. Por mucho que los argumentos están bien construidos, agradables, y cubiertos con una cierta nobleza metafísica, aún asi, si no están en armonía con el texto bíblico, son reprobables. 
Agustín en su doxología y amor a Dios [se entiende que nuestro amor es todavía imperfecto, y sólo será perfecto el día glorioso del Señor], hizo una doctrina que estuviera a la altura de la Escritura, con el claro objetivo de salvaguardar Dios de la creación del mal, y para ello, utilizó un razonamiento falaz. Entienda, no estoy para anular o descalificar su obra. Lo reconozco como un instrumento divino en la construcción de bases teológicas cristianas en su sistematización, en el anuncio del Evangelio y defender la fe. Por él, Dios obró en la iglesia revelando verdades que estaban obscurecidas u olvidadas, pero en relación con el mal, a pesar de la inspiración y la sublimidad de los versos, no dejan de ser distorsionados y tergiversados en relación con la interpretación de la biblia.

No Quiero decir que estoy rechazando su trabajo? Lejos de ello. Al contrario. Sólo quiero asegurarse de que en medio de todos sus éxitos, el error no sea confundido con ellos, no sea de alguna forma diluida la verdad al pasar por alto esto.

A medida que la lectura avanza, nos damos cuenta de que la vida de Agustín está tan intrínsecamente ligada a Dios que no se puede hablar en cualquier lugar sin reportarlo al señorío divino.

Por ejemplo, con respecto a la naturaleza caída del hombre, que se inclina, anhela, desea y se deleita en practicar el mal y el pecado, en relación a la depravación del hombre y su responsabilidad ante Dios, estoy de acuerdo en género y número con lo que dice, estando plenamente de acuerdo con la revelación especial.

Para hablar de Dios como el Ser infinito y eterno, dice, «Pero tú eres el mismo eternamente», y todas las cosas del mañana y el futuro y el pasado, hoy la aras, hoy las hiciste! “[3] , haciéndose eco de la enseñanza de Hebreos 1:12 y Salmo 102,27.

O bien: «Alguien puede ser el autor de su propia creación?» [4] , al referirse a la criatura, mostrando la imposibilidad de cualquier cosa existir aparte de Dios, el cual siendo no-creado es el único autor de todo lo que fue creado .

Estas son las posiciones bíblicas, y las cuales ningún ortodoxo rechazaría.

Pero volvamos a la cuestión del bien y del mal, me parece a mí que la idea agustiniana se resume a la presencia y ausencia de Dios, de la acción de Dios y la acción de «no hay Dios» para que el bien y el mal existan, respectivamente. Sin embargo, él dice que no hay universo posible para contenerlo [Dios], mostrando su infinitud. Entonces, ¿cómo el mal surge de la no presencia del Dios infinito en la creación finita?

Para distinguir entre el pecado y todo, como este no estando incluido en la categoría «todo» [lo que considero un grave error doctrinal y lógico], Agustín resulta contradictorio cuando dice : «Señor, mi Dios, autor y creador de todas las cosas que existen en la naturaleza, con excepción del pecado, del que es apenas regularizador » [5] .

Al asumir que Dios no creó el pecado [y por lo tanto el mal], siendo apenas su regulador, coordinador, estaría actuando sobre qué leyes? ¿Las suyas o la de otros? ¿Y cómo haría con la cita que Dios creó «todo lo que existe en la naturaleza”,mas «todo» puede significar cualquier cosa etiquetada «no todo», incluso si es pecado? Dando a entender, en efecto, que Dios es el único Creador perfecto y santo, con la posibilidad de otro agente creador? ¿Estaríamos delante de la idea de un «no-Dios» en alguna parte de la creación?

EN MUCHOS SENTIDOS, AGUSTÍN INTENTA INEXPLICABLEMENTE NO-EXPLICAR LO EXPLICABLE COMO UN CAZADOR ATRAPADO EN SU PROPIA TRAMPA.

Nota 1 – «Confesiones» de San Agustín – Editorial Paulus

2 Idem – pg 75
3 – «- pg 26-27
4 – «- 26 pg
5 – «- 32 pg